Estado totalitario
Cuando escuchamos estas palabras pensamos en Cuba, Rusia, China o Corea del norte, pero nunca en nuestro país donde una dictadura corporativa se adueño del mismo al estilo PRI en México y que el pronóstico es que durará los mismos 70 años.
Una corporación mafiosa con entre 2 y 5 mil accionistas cuya finalidad es exprimir el presupuesto de la nación y lograr los beneficios que el poder ofrece como hacerse del ojo pache ante el tráfico ilegal de estupefacientes, personas y hasta cadáveres.
Así hacemos el análisis de los grandes grupos de accionistas en este estado mafioso donde esos 2 a 5 mil individuos, dependiendo el corte del gobierno de turno son los nuevos señores feudales y donde nosotros somos las baterías que cargan el sistema a través de nuestros impuestos, queramos o no.

Fotografía de Esbin García
El primer gran grupo lo integra el capital tradicional monopólico, los de la foto de siempre, donde a base de licencias fantasma evitan la competencia y le ponen el precio que quieran a sus productos. No se puede importar azúcar porque Guatemala es el único país del mundo que la “vitamina”. No se puede importar cemento, pollo ni medicinas genéricas. Vea usted y compare los precios de las mismas medicinas en México o El Salvador, en nuestro país valen 4 veces más. O el sistema bancario, que mientras más migrantes expulse nuestro país más remesas manejarán a cambio de leoninas y usureras comisiones. Así con estos beneficios ese gran capital no tiene incentivo alguno para cambiar el sistema.
El segundo gran grupo lo integra el capital emergente, eufemismo para el narcotráfico y coyotaje. Al manipular “la ley y el orden” garantizan no solo la libertad de acción sino la impunidad a sus acciones. Coyotes con más pisto que grandes industriales. ¿Qué incentivo hay para cambiar? Ninguno, al contrario, mientras más de los mismo, más se benefician
El tercer gran grupo son los funcionarios de turno, y dependiendo lo fragmentado del poder así será la cantidad de nuevos “socios”. En el presente gobierno este número se vio radicalmente aumentado pues se subieron al carro los “dignatarios” como los diputados que vendieron sus votos para todos los desmanes de la pandemia, los “probos” magistrados que se quedaran en el cargo de forma vitalicia y hasta los Emetras que aprovecharon el excesivo control de la cuarentena para extorsionar a cuanto conductor ingenuo encontraron. De nuevo con el poder en las manos no tienen ningún incentivo para el cambio.
El cuarto gran grupo lo conforman los “aspirantes”, todos aquellos que creen que van a poder participar en la “vaca”, ya que están “haciendo cola” y según ellos “les toca”. Este grupo es el más peligroso pues aun no son partícipes de las utilidades, únicamente están invirtiendo en la construcción de su imagen y tratando de cimentar su poder. Son los que más tienen que perder pues se quedarían sin el mico y sin la montera.
El quinto gran grupo son los contratistas y proveedores del Estado. Así como están las cosas con el Registro General de Adquisiciones del Estado (RGAE) y los registros sanitarios garantizan que nadie les va hacer competencia. Los nuevos proveedores del Estado no son capaces de romper estas barreras leguleyas y tiene al pueblo sin medicina barata, con azúcar cara, pollo alimentado con basura, etcétera.

Fotografía de Esbin García
¿Y DE DÓNDE SALE PARA TANTA UTILIDAD?
De sus impuestos. Ahora con los controles implementados por la SAT con la factura electrónica mínima con NIT ya saben hasta dónde vive usted porque le llegarán a preguntar por qué gasta más de 500 de agua o luz. El cambio de la inscripción obligatoria en el IGSS a partir de un empleado significa que el microempresario deberá pagar un mínimo de Q700 al IGSS por tener una patente de comercio o la SAT y el IGSS lo meterán al bote ya que le quitaron el secreto bancario hace días y pueden cuadrar sus ingresos, sus gastos y el pisto “extra” que tenga en su cuenta. DPI con huella digital y chip, pasaporte con teléfono y teléfono en la base de datos de la vacunación, que por cierto hicieron negocio con los bancos y vendieron esos datos. Muestra perfecta de ese contubernio. Un Estado totalitario hecho y derecho, nada que envidiarle a Corea del Norte ni a China, hasta con cámaras de reconocimiento facial recién inauguradas.
En fin, no seremos nunca Venezuela, Cuba ni Nicaragua ya que acá no tenemos dictador, sino tenemos Junta Directiva de la perfecta Guatemala S.A. con nombre comercial “asombrosa e imparable”.
*Título original del artículo: “Estado totalitario”