El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ya anunció que sacará la guadaña y cortará la cabeza de aquellos que pretendan “promocionar su imagen”, a lo que cabe preguntar: ¿Vamos a votar en un menú de desconocidos o peor aún los mismos de siempre?

Fotografía de Danilo de Jesús Ramírez
¿Hacia dónde vamos?
Para entender el rumbo que seguirá nuestro país después de las próximas “elecciones libres” debemos partir de un diagnóstico que nos indique dónde nos encontramos como sociedad hoy. La coyuntura del momento nos hace perder de vista los problemas estructurales a los que nos enfrentamos.
Coyunturalmente nos aflige la progresiva des-institucionalización del país causando un colapso en la prestación de servicios públicos. El sistema de justicia perdió toda su credibilidad cuando la Corte Suprema de “Justicia” (CSJ) no se renovó y lleva 30 meses de una literal usurpación de los cargos de magistrados. La pandemia desnudó los trapos de cucaracha en los que se encuentra el sistema de salud. El recién anunciado nuevo pacto colectivo con los maestros y la imposibilidad del normal regreso a clases, colocan al sistema educativo del país en una posición aun peor que la de salud. La guerra lejos de acá pronto asomará la cara mediante la crisis alimentaria sobre todo entre los más débiles.
Ni qué decir de la crisis económica que el gobierno quiere esconder con presumir un supuesto crecimiento del 7.5%, más que China, a lo cual no cabe más que esbozar una leve sonrisa, aunado a la renuncia del ministro de Economía tras el anuncio. Si tan bien va la cosa ¿Por qué renunció? La realidad es que la canasta básica está fuera del alcance de la mayoría de guatemaltecos y la situación solo se mira peor debido a los efectos de la guerra en Ucrania y sus repercusiones sobre el precio del petróleo, trigo y maíz, fundamentales para la economía nacional.
Y gracias a este milagroso crecimiento económico, las remesas siguen aumentando, lo que muestra la realidad tal como es, cruel y cruda para las abrumadoras mayorías que deben dejar su país en busca de algún futuro, pasando a ser en la potencia literales esclavos sin derecho alguno. Eso sí ¡es logro del Gobierno captar las remesas!

Fotografía de Danilo de Jesús Ramírez
Por la parte estructural, nuestra sociedad está basada en pilares de arena literalmente. La concentración del poder en manos de gente que lo último que le interesa es el bien común, pobreza estructural, ya que la mayoría de los hogares viven es situación de extrema vulnerabilidad sin acceso a servicios públicos como salud, educación o seguridad. Literalmente cero movilidad social, si nació pobre morirá pobre. Un modelo económico insostenible basado en la mano de obra esclava, lo que explica la falta de interés en solucionar la desnutrición y el analfabetismo funcional. A los maquileros y agroexportadores no les conviene una mano de obra calificada pues no será barata.
Del anterior análisis podemos concluir que los problemas tienen todos una común causal, la falta de voluntad política para resolverlos, por lo que la solución debe ser política. ¿Y dónde inicia esta solución política? Pues ni más ni menos que por los políticos que elegimos para “representarnos”. Lo que axiomáticamente muestra una contradicción dadas las condiciones del sistema político-electoral que está básicamente cerrado a todo aquel que no es ¨de la foto”.
Entonces… ¿Cómo serán las elecciones?
Cuando tenemos una Ley Electoral y de Partidos Políticos que impide que los líderes expresen su opinión, lo que en realidad tenemos es una ley mordaza impuesta bajo la coyuntura. En la elección del 2015 se cantaba al candidato que “no le tocó” como un abuso a la campaña anticipada, pero por lo menos sabíamos a qué atenernos, luego en esa coyuntura vino la reforma a la ley y lo que nos ganamos fue la susodicha mordaza. Y ya dos veces hemos electo a ciegas a dos candidatos desconocidos totalmente en su forma de ver la vida y su visión de Estado, y es precisamente esa ceguera la que nos ha llevado al punto donde estamos. Elegimos autoridades que no conocemos y que no sabemos qué piensan ni cómo pretenden atacar la problemática nacional.
Y ya no dará tiempo de reformar la ley, ya que ni siquiera existe voluntad de hacerlo, la camarilla gobernante está muy cómoda con la situación como está. Así que… ¿Qué los impulsaría a tener elecciones verdaderamente democráticas cuando tienen una CSJ usurpada? La respuesta es absolutamente nada.
Y ojalá lleguemos al periodo eleccionario, lo cual en lo personal veo distante.