Parque Morazán, zona 2 Ciudad de Guatemala. Fotografía de Carlos Alonzo

Leyendo un artículo en Prensa Libre del columnista Jorge Jacobs, “La lista de la discordia”, hace referencia a la lista Engel, donde dice que la misma fue filtrada convenientemente por algún funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos. Me llama mucho la atención que personas como el señor Jacobs se pongan a defender solapadamente a las personas que han sido mencionadas en dicha lista, pues con solo leer el título de su artículo, es para darnos cuenta de que está a favor con algunos de los que aparecen en la misma.

Manifiesta el columnista que “él ha defendido hasta el cansancio la importancia del debido proceso, y que está convencido de que se le debe respetar aún al peor de los delincuentes y criminales” le pregunto al señor Jacobs, ¿Cree que esas personas fueron así porque sí señaladas? ¿Que fue un afán del Departamento de Estado en señalar de corruptos sin que se les haya seguido el debido proceso? Quizá en Guatemala sí suceda así, pero los funcionarios estadounidenses no dan un pie en falso y no dan una información hasta no haber investigado a profundidad.

Aparte es que uno no esté de acuerdo con que hayan señalado a determinadas personas, pero un comunicador de opinión debe ser objetivo, y no dejarse ir simplemente por emociones imprecisas.

La lucha contra la corrupción no tiene banderas políticas-ideológicas, porque en ambos bandos hay honestos y corrompidos. Desgraciadamente los gringos están haciendo por Guatemala, lo que los guatemaltecos debiéramos hacer y no lo hacemos.