Las noticias del otro lado del mundo nos empiezan a crispar lo nervios. Una nueva cepa más contagiosa del virus en Inglaterra, aeropuertos de nuevo cerrados, fiestas navideñas bajo confinamiento en toda Europa. Hasta Suecia cambia su posición y ahora espera implementar las mismas medidas que sus pares.

Fotografía de Fernando Chuy

¿Presagio de lo que nos espera?

En EE. UU. la gente no se lo cree. En México hay que disolver los “sonideros” (fiestas clandestinas), a pesar de las restricciones impuestas en el país de Latinoamérica que nunca cerró. En Guatemala la sexta avenida abarrotada, este fin de semana, 14 bodas contabilizadas en redes sociales, los centros comerciales y supermercados abarrotados, incluso el IRTRA reabriendo parques y piscinas.

No puede haber mayor diferencia del punto de vista europeo al americano. Preocupante no saber nada del Asia, lugar de origen del problema.

Podemos tal vez decir que el éxito del viejo continente en detener la primera ola es la causa del fracaso frente a la segunda. En EE. UU. que nunca se hizo ningún esfuerzo por contenerla, la enfermedad, puedo afirmar se volvió endémica, es decir ya es un riesgo calculado para la población. En Guatemala con una política “disfrazada”, básicamente seguimos el ejemplo de Suecia.

El epidemiólogo Edwin Asturias. Fotografía de Oliver de Ros

La gran diferencia, sin embargo, es la confiabilidad estadística. Vemos cómo el “corbatín” renunció a la COPRECOVID e inmediatamente fue cerrada. Esto sí nos debería causar conmoción. ¿No que una entidad especializada iba velar por los intereses de la población frente a la pandemia? Es necesario que se expliquen las dos acciones antes mencionadas. No es posible que con tanta alharaca, bombos y platillos se haya “mandado a traer” a la supuesta “eminencia” del corbatín y de repente ¿Qué sucedió para presentar su renuncia así en frío? ¿Será que se dio por vencido? ¿Será que en realidad existe maquillaje de datos y no estaba de acuerdo y sin embargo nunca protestó? Para mi esa excusa de que “lo mandaron a llamar de regreso” en buen chapín es paja. Qué casualidad, renuncia, cierran la COPRECOVID y al día siguiente resulta infectado. Muy raro eso.

Y el hecho que resultara infectado nos pone una pregunta aún mayor: ¿No que él era el que nos iba guiar en cómo NO infectarnos? ¿Qué credibilidad le queda?

Guatemala no se puede dar el lujo de volver a cerrar, sería un suicidio social y económico y por eso es necesario tener confianza en los datos, los cuales según se ha filtrado, continúan con serias deficiencias, mostrando fallecidos de hace 3 meses por que las instituciones “no han actualizado datos”.

Suficientes muestras hay ya de la descomposición causada por el extenso cierre de inicio de año. Cien mil empleos formales dejaron de cotizar en el IGSS. Ayer con la noticia de una famosa fábrica de baterías cerrando y notificándole a sus trabajadores por medio de una manta su despido. Violencia contra la mujer en formas nunca antes vistas. Miles de demandas por impago de créditos, IUSI, cuentas de agua, etc.

No podemos ni siquiera pensar en volver a cerrar.