Nuestra realidad actual evidencia las decisiones erróneas del gobierno en la segunda mitad de los años noventa. En esa época se decidió desmantelar el aparato estatal y privatizar la inversión del Estado, todo con la excusa de la “eficiencia”.

En la realidad, esas decisiones se tomaron para apoderarse de los recursos provenientes de los impuestos, y se estableció la obligación legal de que para todo gasto del Estado debía subcontratarse a una entidad privada. Para asegurarse de eso, se tomó la terrible decisión de destruir todas las entidades que se dedicaban a construir y mantener la infraestructura nacional.

Por eso el gobierno no tiene la capacidad estatal para responder a desastres naturales como los que afectan a Guatemala en este momento. Y por eso es que cada compra del gobierno es ahora un negocio que promueve la corrupción, el sobreprecio y el lucro.

Es URGENTE reestablecer y reestructurar de nuevo el gobierno, para que pueda hacer frente a las demandas sociales pero también responder en forma rápida y eficiente a cualquier eventualidad o desastre natural.

El gobierno debe tener el equipo propio necesario para limpiar un deslave o reparar una carretera sin tener que licitar todo a una empresa privada. El gobierno debe tener suficientes vehículos, naves y aeronaves propias para poder transportar insumos sin tener que pedir “favor” a terceros. E incluso para poder salvar vidas humanas en peligro.

Ya no es aceptable que el presidente diga que no pueden llevar ayuda o apoyo a una comunidad porque no hay acceso, o no tienen suficientes helicópteros por ejemplo (pero que sí estaban disponibles para la campaña electoral).

Debe revertirse esta política que desmanteló al Estado, la cual evidencia que privatizar la inversión del estado no era la solución. Si el gobierno tuviera nuevamente la capacidad de construir sus propias obras, sería más eficiente y eficaz; se ahorraría esa porción de las ganancias que hoy quedan en manos privadas, y además, se fiscalizaría mejor que las obras fueran duraderas. Actualmente, las obras son de mala calidad porque así hay un nuevo negocio en el corto plazo.

Y si el gobierno tuviera sus propios recursos materiales y humanos, podría responder mejor y más rápido a cualquier situación de emergencia.

Es urgente que reflexionemos sobre el estado que se quiere y que se necesita.