En menos de 2 semanas estará arrancando oficialmente el proceso electoral en el cual cada candidato o candidata saldrá a las calles a conseguir la simpatía del electorado, para ello utilizará todo tipo de mecanismos y hasta argucias (siempre que sean sobre la base del respeto), recuerden que todo se vale siempre dentro del marco legal, durante este periodo que se prolongará durante los siguientes tres meses.
Serán 90 días extenuantes, en que la población enfrentará tráfico, canciones, vallas publicitarias, anuncios en radio y televisión, sobre todo interferencias en las redes sociales, que ahora serán el centro de atención de los candidatos y candidatas, especialmente de quienes puedan financiar el pago de las mismas.

Fotografía de Jeff Abbott
Es cierto que existe algún tipo de limitación, pero el problema real se encuentra en la incapacidad material y logística del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para lograr monitorear en cada uno de los medios o mecanismos de propaganda a todos los partidos que estarán en la contienda.
Tampoco se debe descartar que concluya este proceso con la presentación de alguna denuncia contra alguno o algunos de los partidos, pero que seguramente será contra los más vulnerables, porque siempre se buscará perjudicar a los más pequeños, beneficiando a los más grandes y poderosos.
Las actividades de campaña buscarán cambiar las actuales encuestas que informalmente circulan a través de redes sociales. Pronto se realizarán nuevas, solo que ahora de manera técnica y publicable en los medios de comunicación formal.
Lo que yo espero, como ciudadano de este país, es que tengamos una campaña que aunque intensa, sea de altura y que no se registren hechos de violencia que podrían afectar la credibilidad, además que se use software profesional, no como ocurrió con el TSE anterior, cuando el día de las elecciones, durante el conteo se perdió información y posteriormente los encargados de computo tuvieron que enfrentar a la justicia, no así los magistrados o magistradas que habían avalado esa anomalía.
Además, será importante que la población analice profundamente a quien le depositará la confianza, pues dependiendo de quién sea el afortunado o afortunada, podría estarse definiendo el futuro inmediato del país.
Hay que decir no a la corrupción y al crimen organizado enquistado en la política.