Toda controversia entre los países centroamericanos, erosiona la consolidación del proyecto de integración. Honduras ha iniciado una demanda contra Guatemala, por la contaminación y acumulación de basura que el río Motagua está provocando en las playas de Puerto Cortés y Omoa. Esto le brinda a Honduras materia jurídica para hacer un reclamo a Guatemala por el flujo de desechos hacia esa cuenca hídrica. Y aunque el proceso sea tardado, sienta un precedente en la región.
Por la vía amistosa y diplomática, Honduras ha planteado varias veces el problema a Guatemala, pero las medidas tomadas son superficiales, razón por la que el problema ha cobrado otras dimensiones, que según parece, solo se resolverá por la vía jurídica internacional. Expertos consideran que Guatemala debe evitar las demandas internacionales y hacer arreglos conciliatorios. De inmediato Honduras reclama un resarcimiento, porque limpiar sus playas costaría US$10 millones, que debería pagar Guatemala. Ello sería una medida temporal y de nada serviría, si los contaminantes y la basura siguen llegando a través del río Motagua y si no se resuelven las causas que provocan la contaminación, las cuales son permanentes.

Donde desemboca el Motagua en el Caribe centroamericano, aldea El Quetzalito, Guatemala. Fotografía de Simone Dalmasso
En el Trébol, centro geográfico de la ciudad de Guatemala, a pocos metros se ubica el basurero más grande de Centroamérica, que representa un gran foco de contaminación ambiental. Allí se deposita la basura de 13 municipios aledaños. Se suman al año, alrededor de 3 millones de toneladas de basura, originadas por residuos orgánicos, cartón, papel, plásticos, empaques electrodomésticos, latas, cristales, basura electrónica, así como desechos tóxicos y hospitalarios, como material radioactivo. El 95 % de los ríos en Guatemala están contaminados y los cuatro lagos más importantes del país, están contaminados con basura y todo tipo de desechos orgánicos y químicos. El Lago de Amatitlán agoniza por los contaminantes, sedimentos, y residuos provenientes de los colectores de fábricas, comercios y residencias del Sur y Occidente de la ciudad capital.
Los desagües y aguas negras que salen de la Ciudad de Guatemala por el lado Norte y Nor-Oriente, desembocan en el río Las Vacas, que es afluente del río Motagua, donde la basura y los contaminantes infectan los departamentos y todos los pueblos por donde pasa, matando flora y fauna, convertida en agua no apta para el consumo humano. Al final, esta basura y contaminantes, son arrastrados hacia el mar y depositados en las playas hondureñas. Esta situación generó la demanda internacional de ese Gobierno, por la falta de políticas para frenar ese problema.
Abordar el problema ambiental a estas alturas, con un ministerio disfuncional, con una institucionalidad desmontada y tomada por el Pacto de Corruptos, ya no es posible, puesto que muchas políticas públicas se dejaron de impulsar o no llegaron a estar en la Agenda de Trabajo. Tampoco aparece en los Programas de Gobierno, de los partidos, y los mandatarios no han tenido una visión de estadistas, en todo caso, solo una mirada pueblerina. El problema ambiental en general, se debe abordar de manera integral, interinstitucional y multidisciplinario, así como la elaboración de una política de Estado en materia ambiental. Para ello, se necesitan grandes decisiones políticas, en la construcción de la Guatemala del futuro, no los remiendos de cada cuatro años. Giammattei, tampoco abordó con seriedad la amenaza con una visión política futurista y sin pena ni gloria, entre mafias, Crimen Organizado y corrupción, se escudó en la pandemia.

Atitlán, Sololá. Fotografía de Simone Dalmasso
El sector industrial es atrasado, conservador, miope y oportunista, porque tampoco apoya ni impulsa políticas y proyectos en la conservación del medio ambiente. No invierte ni ve las potencialidades de considerar la basura como materia prima, para reciclar, generar gas, abonos y aprovechar todos los materiales en una nueva producción, como sucede en muchas partes del mundo. Guatemala se deteriora a pasos agigantados dentro de la contaminación ambiental. Se utilizan sus recursos de manera utilitaria, como la minería explotada por trasnacionales, el suelo, los bosques y las aguas. La erosión y la desertificación, avanza destruyendo el país, todo ello, sin considerar como preservar los recursos, en la actualidad y para las futuras generaciones.
El problema ambiental en el país, tiene dimensiones catastróficas. Se ha convertido en una amenaza a nivel nacional, que trasciende las actuales políticas para enfrentar ese tipo de problemas, ahora menos porque el ministerio responsable lo están convirtiendo en un botín político. Es un problema que está relacionado con las malas políticas de salud, y donde el subdesarrollo marca el ritmo de la ineptitud y la ignorancia. Que de resolverse debería dar paso a una vida digna de los guatemaltecos y de paso a los vecinos. A ese ritmo, el gobierno tiene la obligación de reconstruir las maltrechas relaciones internacionales. Pero es una situación que no se puede resolver de inmediato, debido a la ausencia de verdaderas políticas ambientales, que resuelvan primero las insuficiencias nacionales, para enmendar los problemas internacionales.
Nota del editor: Solo para recordarles que está columna de Arnoldo no es casualidad, hoy se conmemora el Día Internacional Contra el Cambio Climático. ¡Ya se la saben!