Lo único más indignante, hoy en día, que tener un mal gobierno, es la mentira constante por parte de sus funcionarios.
Es comprensible que haya una pandemia que obligue a los gobiernos a tomar medidas para mantenernos encerrados, pero no es aceptable que el gobierno mienta sobre la cantidad de contagios que existen porque eso pone en riesgo la vida de toda la población.

Fotografía de Carlos Hernández Ovalle
Se entiende que no haya producción de vacunas contra dicha enfermedad pero no se justifica por ningún motivo que el gobierno mienta sobre la compra de las vacunas y sobre su entrega.
Es comprensible que haya retrasos en las compras pero ya no es aceptable que mientan sobre el proceso de compras, sobre los pagos realizados o que se hagan sin observar los mecanismos legales y de transparencia.
¿Por qué no nos dicen la verdad? ¿Por qué no dar información real? La única razón es que estén ocultando las negociaciones debido a que existen “negocios” ilegales de por medio. Si no hay vacunas compradas, que nos lo digan y las compren. Si hubo un problema con su compra, que nos expliquen y resuelvan; y si no van a venir todavía, que lo digan para que tomemos las medidas necesarias para cuidarnos mientras vienen.
Incluso, tristemente, debemos asumir que en todas las compras del Estado, existan comisiones ofrecidas y que algún funcionario quiera obtenerlas. Sin embargo, no es posible que se hagan negocios en los cuales se pierda el dinero que corresponde a los guatemaltecos y guatemaltecas, con la anuencia, la tranquilidad y la opacidad del propio gobierno.
No se puede evitar que se hagan negocios, hasta con la salud de la gente, pero si debemos evitar que se sigan perdiendo los recursos del país.
Guatemala necesita medidas congruentes, necesita vacunas, necesita inversión social, necesita inversión en seguridad alimentaria, creación de empleos y necesita que el gobierno trabaje para mejorar su calidad de vida.
Lo único que el pueblo quiere es que YA NO NOS MIENTAN. Eso ya no es aceptable, justificable y menos tolerable. ¡Hasta cuando Guatemala! Está en nosotros exigir los cambios.

Fotografía de Carlos Hernández