Para cerrar esta serie de artículos sobre los partidos políticos, indagué en un interesante libro que lleva por título Curso de Derecho Político cuyo autor es Augusto Diego Lafferriere, habiendo obtenido la siguiente ilustración, la que considero de suma importancia, porque muchos hablan de las organizaciones políticas, pero carecen de los conocimientos sobre su origen y de su importancia en el desarrollo de un país.
Innumerables personas dicen que los partidos políticos no sirven para nada, que mejor sin ellos, pero no podemos juzgar mal a una institución de Derecho Público de mucha trascendencia para el perfeccionamiento de la vida política y democrática de un país, por los desaciertos de sus “dirigentes”. Aquí lo que existe son partidos políticos que dejaron de ser en su esencia y espíritu para lo que fueron creados, por la existencia de grupúsculos de ambiciosos y carentes de ideología, cuya única ambición es hartarse de dinero para saciar su avaricia.

Créditos a quien corresponda
De acuerdo con Lafferriere, “Los partidos políticos. Si bien durante la Antigüedad existieron grupos y facciones que representaban distintas tendencias políticas de cada grupo social, lo cierto es que lo que hoy conocemos como partido político en el sentido moderno del término se comienza a delinear con los acontecimientos de fines del siglo XVII (revoluciones americana y francesa), y el surgimiento del constitucionalismo liberal del siglo XIX y sus instituciones (el sufragio, la representación popular, etc.), así como con la realidad social en que se desarrolló (conflicto creciente de clases, ideas sectoriales en pugna, etc.).
Así, los partidos políticos tienen su origen en asociaciones sinceras que aparecen en el seno social, inclusive de manera previa a toda clase de reconocimiento del derecho de libertad de expresión, y de la regulación del derecho de asociación que posteriormente plasmaron las constituciones liberales del siglo XIX.
El partido político es una realidad jurídica, política y sociológica. Tiene su origen en la natural condición humana de sociabilidad, politicidad y convivencia para el logro del bien común. Surgen en respuesta a la falta de legitimidad de algunas instituciones, en las cuales se cuestiona la carencia de representatividad de ciertos sectores sociales (étnicos, clasistas, etc.), que luchan por obtener mayor participación en el gobierno. Es importante hacer notar, que un partido político es una legitimidad jurídica, política y sociológica; no es cualquier institución como muchas que hay, y que han sido sacadas de la manga. Desafortunadamente en Guatemala se han prostituido de tal forma, que muchos cuestionan su funcionamiento, pero las organizaciones políticas por sí mismas, son imprescindibles en cualquier nación democrática.
En fin, la naturaleza de los partidos políticos está dada por su carácter de grupo social; su situación jurídica depende de la legislación de cada país (la cual lo reconoce y regula su funcionamiento); y su finalidad es claramente política (pues actúa con el objetivo principal de conquistar y detentar el poder), y se basa en una doctrina o ideología que cohesiona dicho grupo (liberal, comunista, socialista, demócrata, republicana, etc.). La Corte de Constitucionalidad en una sentencia del 19 de octubre de 1990, dejó sentado que:” …Los partidos políticos… por su especial importancia no tienen únicamente carácter de instrumento electoral, sino son instituciones permanentes de derecho público con vocación para ocuparse de los problemas nacionales…” Regulación Jurídica de los Partidos Políticos en Guatemala de Gabriel MEDRANO y César CONDE.
Toda la estructura del partido político está sustentada en la disciplina partidaria, pues a través de ésta se mantiene la adhesión y la lealtad a los valores y principios perseguidos, así como a la organización y a los líderes de ésta. En general, todo partido político se compone de: líderes, dirigentes (o élite partidaria), una organización burocrática, miembros activos, y miembros pasivos o adherentes. El líder es la figura principal en un partido, si bien su existencia es excepcional (pues hay partidos con más de un líder, o cuyo líder es discutido y resistido dentro del partido mismo). Es él quien tiene la mayor influencia en las decisiones políticas del grupo, siendo el conductor natural del mismo, y fundando su liderazgo en el especial “carisma” que lo destaca frente a los demás miembros del grupo. Me satisface el hecho de que en toda estructura de un partido político debe estar sustentada en la disciplina, situación que no se da en los partidos existentes, pues hemos visto como los diputados per se, toman sus propias decisiones aunque en su institución política no estén de acuerdo y simplemente rompen la disciplina de su partido por conveniencia personal. Un caso reciente que estamos viendo es sobre el dictamen de los cambios a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), que el presidente y seis diputados de la Comisión de Asuntos Electorales han presentado. El presidente de la Comisión pertenece al partido CREO, y el secretario general del mismo, estuvo renuente en apoyar el dictamen, lo que nos indica que cada diputado anda por donde quiera y no hay acatamiento a la disciplina partidaria. En cuanto al liderazgo es muy importante que el líder es la figura principal de un partido y es el que tiene mayor preponderancia en las decisiones políticas de la agrupación, aunque hay partidos en donde existe más de un líder. En la actualidad no vemos un líder en ninguno de los partidos políticos, sus secretarios generales que supuestamente son los que debieran ejercer mayor dominio y tener carisma, son los que menos poseen esos atributos, pues lo que tienen es mucho dinero para comprar otro partido, -de esos hay muchos en el cartón de organizaciones políticas- y únicamente le cambian nombre y símbolo.

Foro elecciones generales 2019. Créditos a quien corresponda
Hasta aquí mi contribución para que mis estimados lectores tengan una idea de la importancia que tienen las organizaciones políticas, fundada en el desarrollo de una vida democrática y republicana. Los partidos políticos deberían ser actores centrales del proceso de formación de esas políticas públicas, orientando la labor del gobierno y de la oposición, constituyéndose en talleres de ideas y proyectos. En los países que cuentan con partidos institucionalmente fuertes, se da una aguda actividad hacia el interior de los mismos, desarrollan seminarios y centros de pensamiento y mantienen una presencia y labor permanentes, más allá de las épocas electorales. Una imperfección acostumbrada de los gobiernos en las democracias frágiles es el uso de la administración pública para propósitos personales.
¡NO NOS VAN A CALLAR!