La libertad es sin duda el sentimiento más fuerte del hombre, el espíritu de libertad es capaz de doblegar al miedo. Sentir que dentro de nuestras venas corre vivo ese espíritu de libertad y que los hombres siguen siendo libres amerita arriesgarlo todo para conseguirla. Ya basta. 7 semanas de tortura, la más larga y severa del mundo.
La gente pide a gritos volver a trabajar, la sensación que nos estamos ahogando es cada día más visible, desde albañiles sin empleo hasta grandes empresas cerrando “temporalmente”. Debemos producir, sin miedo al miedo. Nos hipotecaron el futuro y ahora nos ofrecen limosna. Mil quetzalotes al mes… y además no para todos.
Y para mientras la danza de Billones, si con B no con M. ¿Y a todo ese dinero quién le va a ver la cara? Ciertamente el pueblo no. ¿Por qué hubo necesidad de abrir hospitales temporales y no se absorbió dentro del sistema de salud pública la emergencia? ¿Por qué contrataciones fuera del sistema? ¿Por qué bajo mando militar? Y muchos y demasiados por qué…
¿A cambio de qué?
Limosna, limosna y más limosna. Arrodillarnos frente a papá Estado, frente al alcalde, frente a burócratas de tercera para recibir limosna. Queremos trabajar, duro y por nuestro futuro, por nuestras familias, no queremos limosna.
Llego el momento de levantar las restricciones. Esperando el discurso de nuestro presidente me recuerda la época del general apóstol que daba sus sermones los domingos. Usted papá… usted mamá…
Lástima que los menores de 40 no recuerdan esa época. Les daría escalofrío…