El colmo de lo ridículo. El canciller hace un viaje a Rusia sin antes haber leído el contrato y ni siquiera llevaba copia; La ministra de Salud lo contradice y afirma que fue cancillería la que le “reenvió” el contrato; El Procurador General de la Nación, el abogado del Estado, no ha visto el contrato por la “cláusula de confidencialidad”; El ministro de Finanzas no firmó el contrato, pero sí lo pagó, ¿será que lo leyó?; La Contraloría General de Cuentas no emitió opinión; la Secretaria General de la Presidencia no dice nada, ¿será que ella leyó sí el contrato?.
Se están tirando la chibolita entre todos y para mientras el pueblo sufre.
Según la ley, se tuvo que haber tenido un dictamen de Finanzas, no solo sobre la disponibilidad de recursos y fuente de financiamiento, sino mecanismos de pago y cronogramas, además de una revisión de la Secretaria General de la Presidencia y de la Procuraduría General de la Nación, con dictamen favorable de la Contraloría General de Cuentas. Además de todas las inconsistencias, las únicas firmas válidas en un contrato internacional son las del presidente o la del canciller por ser los únicos representantes legales del país a nivel internacional, sin embargo, pusieron a la ministra de Salud a hacerlo, otra ilegalidad más.
Y en toda esta cadena de mando el gran ausente, il capo di tutti capi: El Presidente. Seguro que el sí leyó el contrato y fue el que autorizó el pago. ¿Acaso sus ministros iban a actuar solitos en una compra de esta envergadura?
En todo este enredo la famosa “cláusula de confidencialidad” parece que incluía no leer el contrato, firmar a ciegas, pagar por adelantado sin garantía de entrega, sin penalización por incumplimiento. Solo un largo mañoso firmaría este tipo de contrato a sabiendas que el dinero se perdería. Nadie en su sano juicio lo hubiera hecho, a excepción de algo muy muy escondido que trajera grandes beneficios personales, por supuesto.
¿DÓNDE ESTÁ EL DINERO? ¿DÓNDE ESTÁN LAS VACUNAS?
A la ministra de Salud le están haciendo la “camita” para que ella sola caiga al bote mientras los demás se lavan las manos. Y para mientras la gente muriendo, esperando que los diputados aprueben la ley que hace intocables a las farmacéuticas para permitirles seguir recibiendo más donaciones, a pura limosna vamos a salir de esto. Y todavía nos tendremos que esperar 15 días antes de recibir donaciones porque al ejecutivo, proponente de la ley, se le había “olvidado” que es necesario emitir un reglamento.

Amelia Flores, titular de la cartera de Salud.
Para mientras hasta las propias autoridades, según supimos ya, han empezado ellos mismos a ir a Tapachula y los EE. UU. a vacunarse por falta de confianza en nuestro sistema. Si no, veamos el caso del diputado Taracena, que viajó a Houston a vacunarse y el de Neto Bran que fue a Tapachula.
El colmo que las propias autoridades no crean en el sistema de salud. Ni que hablar del ejemplo que están dando.
Para mientras llevamos 6 meses desde que se aprobó el plan nacional de vacunación y ni siquiera el 3% de la población esta vacunada. Peor aún, los que sí estamos, 300 mil de nosotros, estamos con una angustia total por la incertidumbre de la segunda dosis. ¿Qué va pasar con esas segundas dosis?
Es inexplicable el retraso y la indolencia de las autoridades, pues los recursos los tienen de sobra. Es la negligencia o los intereses ocultos los que han retrasado el plan de vacunación, convirtiéndonos en, para variar, el penúltimo país de Latinoamérica en vacunación, siempre compitiendo con Haití en todo.
¡Qué orgullo!