Hace unas semanas escribí sobre la caída o sacrificio de algunas piezas de esta organización corrupta-criminal que aún tiene cooptado el Estado, era una situación predecible y en contexto político previsible, ¿esperanzador? Desde el fondo de mi alma espero que sí, porque la lógica y la historia dice rotundamente no, es un comienzo, claro, así como se pensó en 2015, sacar a un presidente y a su vice era más que esperanzador, pero cinco años después estamos más jodidos.

Fotografía de Fernando Chuy

Así que, si usted se tomó el tiempo de ver los videos del entonces candidato Giammattei en tiempo de campaña, sabrá que eso de cumplir promesas no se le da en lo más mínimo, y por supuesto algo tenía que hacer para calmar a la indignada población.

Ante esta situación hay que tomar en cuenta que el motivo de la discordia, Miguel Martínez, no necesita un Centro de Gobierno para tener injerencia y comenzará por cortar las cabezas que apoyaron su temprana salida. Y de la reconciliación con el vice, será real hasta que veamos al binomio presidencial concretar acciones políticas que sean en beneficio de la nación, que se envíen o no buenos deseos para navidad resulta intrascendente, esperemos que Guillermo Castillo pueda con sus nuevas asignaciones, el presupuesto 2021 y la reconstrucción, porque aunque se vea como un acto de reconciliación, por otro lado es echarlo a los perros narco-constructores, a las entidades corruptas que no estarán dispuestas a ceder.

Las protestas siguen y seguirán, el ciudadano promedio ya está consciente que vivir una democracia dentro de una finca es imposible, por eso hoy más que nunca si queremos cambiar las cosas tiene que ser mediante la solidaridad, la cooperación de todos y el compromiso colectivo, para así disolver de una vez por todas esta narco finca Estado a la que cantamos de vez en cuando “tu nombre inmortal”, y aunque digan que como chingamos, que nada queremos, hasta no conseguir un verdadero cambio, queda prohibido claudicar.