Varias agrupaciones políticas declaran ser humanistas, pero con sus actos denigran el nombre, y desvaloran el principio humanista. Un partido político que se fundamenta sobre una doctrina ideológica humanista tiene cuatro pilares sobre los que construye la sociedad con los ideales del humanismo, hoy hablaré sobre el primer pilar para que los partidos nuevos sepan lo que significa.

El primer y principal rector es la Dignidad de la Persona Humana.  El reconocimiento teórico y práctico de la superioridad de la persona humana implica que es el centro y razón de ser, es decir, el sujeto, principio y fin de la vida social y política. Por ello el proceso la formación de cuadros y correligionarios, debe centrarse en impulsar y promover una política Humanista.

La política no debería ser un instrumento que separa sino más bien uno que cohesione lo que por naturaleza la persona es, darle dignidad sin ninguna distinción. La persona humana está constituida por cuerpo animado y alma espiritual, supera las perfecciones de los demás seres que lo rodean. Sus facultades le distinguen de todos los demás seres vivientes:  la inteligencia, la voluntad y la afectividad. La dignidad de la persona es constitutiva de su propio ser, lo cual quiere decir que, por el simple y trascendental hecho de existir, cada ser humano debe ser reconocido y respetado por sí mismo, independientemente de su condición. Con sus acciones, la persona puede lograr una mayor realización o un detrimento de sus fines existenciales.

Fotografía de Simone Dalmasso

Nos guste o no, pero esto, expresado de otra manera, es lo que se impulsa en las comunidades indígenas con el principio comunitario. La persona en comunidad reconoce que necesita de los otros, así como los otros necesitan de él. La libertad es una característica propia de la persona. Afirmarla y expandirla es una de las aspiraciones más profundas del ser humano; el cual se perfecciona a sí mismo a través del compromiso y de una acción solidaria que opta por la libertad de los demás.  Esta afirmación debería ser el principio rector de los partidos humanistas, hacer que las instituciones del Estado estén alineadas para dignificar a la persona para que se desarrollo de manera libre.

Se atenta contra la dignidad de la persona humana al sostener, que los derechos humanos y su propia dignidad son objeto de negociación o que están al vaivén de la opinión pública. La dignidad de la persona se manifiesta y proyecta en sus obras, primordialmente en el trabajo y en la creación de cultura, por los que el ser humano se perfecciona a sí mismo al transformar su entorno en provecho propio y de los suyos, humanizando así su mundo. Nadie tiene derecho a desarrollar su vida en detrimento de la de los demás. Nada justifica que un grupo promueva su desarrollo y calidad de vida a costa de la exclusión de otros. Mucho menos que los que gobiernan se enriquezcan agudizando la carencia de las mayorías.

En este sentido un partido humanista que hace gobierno, no practicaría la corrupción y tendría como bandera la transparencia y rendición de cuentas, porque al desviar los fondos, al sobrevalorar las obras, y adueñarse de recursos del Estado, está atentando contra la dignidad de quienes viven en pobreza y pobreza extrema, porque se le está negando los medios que humanamente necesita para vivir dignamente.

Fotografía de Simone Dalmasso

Por su carácter de persona, el ser humano es sujeto de derechos y obligaciones fundamentales. El respeto a estos derechos y el cumplimiento de estas obligaciones son no sólo el cimiento de toda convivencia democrática, sino la base de toda sociedad justa y de la paz. Este es un parámetro para evaluar si un partido político humanista es coherente con sus principios.