En muchas reuniones sociales, se escucha el comentario de ¿cómo pueden nuestras autoridades cometer esos errores? O ¿cómo pueden ser tan tontos para hacer eso o no darse cuenta?
Sin embargo, cada vez es más evidente que más allá de que sean tontos, ineficientes, o no sepan qué hacer, sus acciones responden a dos cosas: un plan bien elaborado para “robar” y el desdén hacia la población; o sea, que hacen las cosas porque no les importa la gente. Así de sencillo.
Hay muchísimos ejemplos para llegar a esta conclusión y ya no deben engañarnos. Debemos exigir que rindan cuentas, lejos de quedarnos en hacer memes de sus “errores”. A ver…
¿Incongruencias en el manejo de la pandemia por ineficientes? realidad: miles de millones de quetzales desaparecidos sin ninguna explicación o rendición de cuentas.
¿Falta de vacunas? Realidad: Negocios y comisiones opacados por las donaciones internacionales.
¿Ley de “fiscalización” de ONG´s y crítica a donaciones del extranjero? Realidad: control de las actividades y protestas de organizaciones sociales. Sí aceptan donaciones de vacunas.
¿Pasos a desnivel inundados por la “basura”? Realidad: obras mal hechas por falta de exigencias estructurales por ser negocios privados de las autoridades municipales.
¿Hoyos provocados por las “lluvias”? Realidad: negocios privados de bacheo cuyo origen son las obras mal hechas (a propósito) con tal de que haya más contratos a futuro.
¿Nombramientos cuestionables? Realidad: ubicar en lugares claves a las personas que se necesitan para propósitos malévolos; así como remover a personas capaces si no acatan órdenes ilegales.
¿Reconocimientos mínimos para nuestros talentos y atletas? Realidad: tienen el objetivo de demeritar los logros personales, destruir posibles “figuras nacionales” y crear decepción en nosotros mismos para evitar la participación, la exigencia de mejores condiciones y para destruir la esperanza de que las cosas pueden ser diferentes.
Hay miles de ejemplos, pero hay que tener claro que no es ineficiencia o falta de conocimiento. Es un plan orquestado para decepcionar a la población y así seguir manteniendo los privilegios, los negocios, y los beneficios de la corrupción para un selecto grupo de personas.
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