El pleno de la clica de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) resolvió declarar sin lugar (o sea mandar a tomar por….) la exhibición personal planteada a favor del exsuperintendente de Administración Tributaria, Juan Francisco Solórzano Foppa, preso político de la banana republic, que tendrá que continuar en prisión preventiva en  Mariscal Zavala hasta que se lleve a cabo la audiencia de primera declaración.

El fallo fue dado con tres votos razonados (lo que significa que hubo disenso en la resolución), pero es aún un misterio quiénes emitieron esos votos.

Por medio de dos habeas corpus solicitados el 21 y 22 de mayo (estando el recluso en la cárcel de Matamoros, indicando que su vida corría peligro), la defensa de Solórzano Foppa buscaba declarar su captura ilegal por las irregularidades en el procedimiento realizado.

La captura de Foppa se dio por orden de la Fiscalía de Delitos Electorales, a cargo del avieso fiscal Rafael Curruchiche, por el caso “Política y Falsedad”, en el que supuestamente una nueva agrupación política (a la que pertenece Foppa), presentó datos falseados para inscribir a esta organización como partido político. Lo que llamó la atención fue la celeridad que tuvo el proceso, y las circunstancias penosas y preocupantes en que transcurrió su aprehensión, montándole un operativo de seguimiento con camionetas blindadas sin placas.

Hay que recordar el magnífico trabajo de Foppa en cuanto a hacer pagar a los históricos evasores de impuestos, gente millonaria sin escrúpulos, apátrida y parásita. En ese mismo operativo también se fue shuco, curiosamente, el exanalista de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), Aníbal Antonio Argüello Mayen… Y ya sabemos lo que la Cicig significa en este país: un terror para las organizaciones criminales enquistadas en el Estado.