PARTICIPACIÓN POLÍTICA

Más allá de la diversidad cultural y política de los países latinoamericanos, no es raro que las mujeres, vivan la política de manera diferente a los hombres y, lamentablemente, su experiencia sea más negativa. Entonces, uno de los principales obstáculos para el empoderamiento de las mujeres en el ámbito político fueron los recurrentes ataques de acoso político y las diversas manifestaciones de violencia política. El término “acoso político”, por ejemplo, rara vez se escucha en el campo político o en las teorías políticas, más bien son las mujeres dedicadas a las Ciencias Políticas, las que se están viendo obligadas a discutir y problematizar esos temas e incorporarlos a los debates mediante la introducción de conceptos.

De forma recurrente, los estereotipos y estigmas de género están asociados de manera estrecha a las relaciones vividas de un modo tradicional en términos históricos, es decir, colonial, racista y patriarcal. Los estereotipos que se derivan del tradicionalismo de género/sexualidad y raza/etnia se manifiestan a partir de un modelo binario que establece la polarización entre la mujer/cuidadora, ama de casa, afectiva, subjetiva y social y culturalmente responsable de los hijos y de la unión familiar, y el hombre/proveedor, cabeza de familia, responsable de las finanzas de la familia. Así como también existen varios estigmas asociados a las funciones sociales que de manera histórica se atribuyeron a las mujeres negras e indígenas como trabajadoras manuales, ignorantes, cosificadas por estándares de hipersexualización, entre otros.

La Violencia Política contra la Mujer (VPCM), al igual que otras formas de violencia de género ya conocidas, se define como la violencia física, psicológica, moral y sexual que pretende limitar o incluso impedir la participación de las mujeres en la vida pública, política y partidaria. Existen numerosos desencadenantes que pueden conducir a dicha violencia. Además de por el hecho de ser mujer, recordamos que la violencia puede surgir por cuestiones de raza/color, etnia, orientación sexual, clase social, religión, edad, nivel educativo, alguna discapacidad, pertenencia a un movimiento social o identificación ideológica, entre otros motivos.

La Violencia Política de Género (VPG) y, de manera más específica, la Violencia Política contra las Mujeres (VPCM), se revelan a través de actos u omisiones que afectan la inserción y permanencia de las mujeres en los espacios de poder. Estos daños, a su vez, violan los derechos políticos del grupo de mujeres (de manera tanto individual como colectiva). La VPCM, al ser un subtipo de violencia política de género (VPG), cuando se presenta de manera específica en períodos electorales, puede identificarse como Violencia Político Electoral contra las Mujeres (VPECM).

En conclusión, la violencia política de género hace referencia a una forma de violencia que está incluida en la VPCM, pero que se relaciona de forma específica con aquellos mecanismos basados en el género que de manera violenta intentan mantener los privilegios masculinos y las relaciones tradicionales de género y raza en la política, en el ámbito de la representación, lo que sustenta el objetivo final de preservar el mandato masculino y blanco de dominación en la esfera política. El objetivo de la paridad política en las democracias actuales no se logra simplemente con la aprobación de leyes de cuotas o de paridad político-electoral, exige luchar para que el acceso igualitario de mujeres y hombres a todas las instituciones estatales y organizaciones políticas incluya condiciones libres de discriminación y violencia contra las mujeres.