La adquisición y luego aplicación de la vacuna contra el Covid-19 ha sido una incertidumbre, la población no sabe a dónde acudir y cuando lo hace, debe enfrentarse a largas colas, que más que constituir una oportunidad vienen a ser una especie de abuso y hasta de violación a los derechos humanos.
Las colas alcanzan cuadras de largo, muchas de las personas en condiciones de salud precaria han sufrido desmayos por estar bajo el sol, sin oportunidad de poderse sentar y quienes aplican la vacuna, se toman su tiempo para abrir los centros de vacunación, en lugar de iniciar a las ocho de la mañana, en algunos casos inician con dos horas de retraso, al final terminan operado tres o cuatro horas durante el día, en lugar de estar 24/7 para garantizar que la población sea inmunizada.
La población se aplica la primera dosis, sin la seguridad de que pueda obtener la segunda, tampoco hay información acerca de dónde se la puedan poner y muchas veces queda al libre criterio de quienes dirigen el centro, dándose el lujo de rechazar a personas que han hecho fila durante muchas horas.
Es importante reconocer que la vacunación ha avanzado, ya alcanza al 4% de los habitantes el grupo que ha recibido el esquema completo, el gran reto debe ser llegar al restante 96%, sobre todo ello debe pasar por transparentar y ordenar el proceso, este orden debe incluir a todas las personas que se encuentran en el país, independientemente de la edad y la nacionalidad.

Fotografía de Esteban Biba
Se está vacunando en primera dosis a estudiantes que están arriba de 18 años, pero que están inscritos en alguna de las universidades del país, pero y aquellos que no están estudiando, que tienen que enfrentar el reto de laborar para llevar sustento a sus hogares, ellos también requieren de la vacuna y todavía no se ha establecido un orden para que ellos sean beneficiados.
Asimismo, debe incluirse a quienes residen legal o irregularmente en el país, no solo porque tienen derechos, sino porque en caso se alcance la inmunización, ellos pueden convertirse en focos de nuevos contagios.
Por ahora el proceso sigue lento, debiera agilizarse para garantizar que el derecho humano a ser inmunizado sea una realidad.