FOTOGRAFÍAS DE DAVID TORO

Al pacto de corruptos, solo le falta apoderarse de la Procuraduría de los Derechos Humanos, PDH. De esta manera se cierra el círculo de control completo, sobre los Poderes e instituciones del Estado. Esto se logrará cuando el Congreso de la República con mayoría oficial y con las narco bancadas y las alianzas ya conocidas, elijan dentro de poco tiempo al nuevo Procurador, que desde luego será afín al actual gobierno. De esa manera se estará gobernando dentro de la total corrupción y la impunidad estará a la orden del día, como política de Estado. En ese momento, la sociedad ya no tendrá su abogado de conciencia.

El Organismo Legislativo, estará aprobando leyes casuísticas y decretos para que todos los actos irregulares de la actual administración, apoyando al crimen organizado, sean legales. El Sistema de Justicia no condenará las políticas y actos de pillaje contra el Estado, porque también serán legales, ni perseguirán a los autores porque estos se encuentran en la cúpula gubernamental, o serán allegados privilegiados. No habrá causas que perseguir ni delitos que investigar. Será un paraíso donde el autoritarismo estará a sus anchas. Ningún ciudadano podrá demandar algún delito o falta porque la PDH, y el Ministerio Público, estará a la orden del demandado. Todas las instituciones integradas desde los Acuerdos de Paz, y que podrían fiscalizar la actuación incorrecta de los mandatarios fueron eliminadas por Giammattei, y la CICIG fue expulsada del país por Jimmy Morales, por lo que no habrá quién les persiga, les acuse o los condene. Esta es una de las principales causas por las que el gobierno de Guatemala, no fue invitado a la cumbre por la democracia organizada por el presidente Biden, de Estados Unidos.

Fotografías de David Toro

Se estará gobernando dentro de la corrupción, “navegando con bandera de democracia”. El sueño de toda dictadura, la que no debe rendir cuentas a la sociedad por sus actos criminales, pero la mayoría de gobiernos, lo han hecho. Se debe recordar las dictaduras militares y los fraudes por los que llegaron; los golpes de Estado, los gobiernos condicionados por el ejército, los dictadorzuelos civiles que pretendieron erigirse en reyes. Este sistema político corruptor fue el que impuso Estados Unidos desde 1954 por medio del golpe de estado al gobierno democrático de Jacobo Árbenz.

Guatemala ha estado gobernada por la derecha y la extrema derecha, el MLN, fue el partido de la violencia organizada, que reprimió a la población por el mero hecho de pensar de manera diferente, e hizo creer que los comunistas mataban a los niños para hacerlos jabón. Esa derecha representada por un Estado creado por la oligarquía para defender sus intereses, la de los empresarios, los terratenientes, los partidos de la derecha, los fundamentalistas y los intereses norteamericanos. Esa misma derecha que a través del Ministerio de Cultura, no le dio el Premio Nacional de Literatura a Rafael Cuevas Molina, por considerarlo comunista, en pleno diciembre de 2021. Los problemas sociales no resueltos, han agravado la situación de sobrevivencia de grandes mayorías. Permanece la extrema pobreza, la hambruna y la muerte por enfermedades por demás curables, que el sistema no ha enfrentado seriamente, porque no está diseñado para cumplir con políticas de salud, en beneficio de la sociedad. Para los sectores del capital, esto nunca fue prioridad, al grado de no ser capaces de generar empleo, no distribuir la riqueza de manera racional; por el contrario, persiste el régimen hambreador, que regatea el salario mínimo y justo, aumentando el ejército de desempleados, ahora agudizado por la crisis económica generada por la pandemia.

Fotografía de David Toro

La migración se ha convertido en un indicador que, una vez más, revela que el modelo económico agroexportador imperante es inefectivo, y sujeto a la crisis del mercado. La crisis que se manifiesta en el agro, en los sectores urbanos empobrecidos y los niveles de vida que esto genera, ha obligado a nuestros connacionales a buscar nuevas formas para sobrevivir fuera del país, porque el propio no les brinda esas oportunidades. Migrar es algo que representa alguna oportunidad, por lo que emprender un viaje, además de caro, también está lleno de riesgos, peligros e incertidumbre. Ello porque están sujetos a las leyes y disposiciones del gobierno norteamericano, la persecución de la patrulla fronteriza, los cazadores del desierto, las pandillas que los extorsionan y la “migra”.

Los migrantes, que sostienen parte de la economía nacional, no tienen ningún respaldo ni apoyo del gobierno, aunque en realidad Guatemala no cuenta con una política migratoria. Como sea, cooptar los poderes del Estado y todas las instituciones que debieran impulsar políticas públicas en beneficio de las mayorías empobrecidas, se puede considerar un crimen, porque condena a la población a una agonía lenta y dolorosa. Demuestra una vez más que las elites políticas de derecha que siempre gobernaron, y les importa poco la sociedad que los elige cada cuatro años como sus mandatarios. Ven la llegada a la administración del Estado como un botín político que pueden utilizar a su antojo para su propio enriquecimiento. Con una corte de seguidores que les adula, por compartir parte de los beneficios económicos, a la par del que maneja el país a su sabor y antojo, y por medio del pillaje de los recursos del Estado.

Con una presencia prácticamente nula de los funcionarios de Gobierno, la gente de la aldea Quejá, al norte de San Cristóbal Verapaz en Alta Verapaz, enterraron a sus muertos tras sufrir un alud en noviembre de 2020, así despidieron a las únicas 6 víctimas mortales que lograron rescatar. Foto de David Toro