La izquierda en América Latina ha dado pasos gigantes, asumiendo la presidencia de varios países, colocándose a la vanguardia de las organizaciones sociales, y conduciendo sus procesos reivindicativos. Eso mismo se esperaría en Guatemala, para reorientar y conducir el país dentro de los principios y valores democráticos, lograr el desarrollo económico, combatir la corrupción gubernamental, eliminar la cooptación del Estado por parte de las mafias y luchar contra el Crimen Organizado en todas sus manifestaciones.

Fotografía de Danilo de Jesús Ramírez
En Guatemala eso no sucede, porque cada grupo que se considera progresista o de izquierda, cree que su modelo, aislado de los demás, es el más apto para dirigir ese proceso. Las mayorías que han sido discriminadas históricamente, ahora excluyen y discriminan a los demás, considerando que la razón está de su lado, olvidando que la nacionalidad guatemalteca está conformada por cuatro pueblos. Que en vez de sumar, restan dentro de un supuesto proceso de unidad que no termina de madurar. Pero se debe definir: ¿Qué es la izquierda ahora? Dentro de un mundo globalizado y pretendiendo creer que fue el fin de las ideologías, solo porque lo pregona la derecha fascista y tradicional y que la lucha de clases desapareció por decreto.
Nada más falso, el sistema se mantiene, tomando en cuenta que la derecha ha gobernado desde hace décadas, por medio de gobiernos autoritarios y dictaduras. La ideología de la clase dominante se mantiene dirigiendo el Estado y se manifiesta dentro de la teoría neoliberal. Que, por cierto, no ha funcionado en el continente americano, porque debilitaron al Estado como rector de la economía y el desarrollo, porque las leyes del mercado solo benefician a unos cuantos. Es evidente que la brecha entre ricos y pobres se ha ampliado considerablemente, que la democracia sufre su destrucción y que el Estado de Derecho es suprimido sistemáticamente.
El imperialismo norteamericano fortaleció su sistema de dominación continental y sus aventuras políticas han revitalizado la Guerra Fría, que se creía finalizada, pero que mantiene una política de intervención en varios países que no son afines a su sistema e ideología. Se recordará que, en Guatemala, una operación encubierta y organizada por el gobierno de Estados Unidos, derrocó en 1954 al presidente democráticamente electo, Jacobo Árbenz Guzmán. Fue el inicio de la contrainsurgencia y, tan solo durante el período 1981-1983 fueron arrasados 440 pueblos indígenas y asesinadas cerca de 100,000 personas. Durante varias décadas las dictaduras y gobiernos de ultra derecha y fascista, asolaron Guatemala, amparadas por los gobiernos estadounidenses, llevando el caos, la miseria, y la muerte a decenas de miles de guatemaltecos. Las heridas no se han cerrado y están más presentes que nunca. Los últimos 3 gobiernos lo han demostrado, al remilitarizar la sociedad guatemalteca y retroceder dentro del proceso democrático.

Fotografía de Danilo de Jesús Ramírez
La derecha surgió desde la colonia, creada por los grupos conservadores y desarrolló su política por medio de los gobiernos autoritarios. Los gobiernos actuales mantienen esa política, que, desde el pacto de corruptos, pretenden imponer de nuevo las dictaduras. Parece que la izquierda se ha perdido dentro de ese proceso y las trampas que le impone la derecha. Eso motivó que sus objetivos cambiaran, porque sus mayores esfuerzos los dirigen a lograr algunos escaños en el Congreso, ganar algunas alcaldías y luchar por no desaparecer como expresiones de la antigua izquierda, más bien, por no perder la ficha de su partido. La derecha los tolera porque no constituyen una amenaza al sistema, además dan la impresión de un juego democrático.
Habrá olvidado la izquierda cual fue su origen, y cuál fue el inicio de su resistencia contra la intervención norteamericana en el país. En qué momento, esa resistencia se convirtió en lucha armada. Desde luego que, con la firma de la paz, la izquierda propuso un proyecto para transformar el país, un modelo económico, político y social, para sacarlo del subdesarrollo. Pero como siempre, los Acuerdos de Paz, fueron destruidos por los mismos sectores económicos que no quieren ningún cambio para Guatemala y que no quieren perder sus privilegios.
Quizás la izquierda perdió de vista que los cambios son posibles y necesarios, que la teoría revolucionaria está más vigente que nunca. Quizá lo que no se entienda es que la izquierda, es una extensa gama de posiciones políticas, otra cosa es ser revolucionario. Los objetivos de los revolucionarios, consisten en realizar transformaciones profundas en lo económico, político y social. Para empezar, deben consolidar sus vínculos con el pueblo, porque su lucha es una cuestión de justicia, de principios. La derecha lucha por sus intereses económicos, sin importar el bienestar de la sociedad, como lo ha demostrado siempre.

Fotografía de Danilo de Jesús Ramírez