La supuesta intervención humanitaria en Cuba, pregonada por medio de las redes sociales desde los Estados Unidos, principalmente desde Miami, informa que se están produciendo grandes levantamientos de descontento contra el régimen. Esa operación es financiada desde Estados Unidos, utilizando recursos millonarios y modernas plataformas tecnológicas, y su fin sería ni más ni menos que preparar al continente americano y al mundo, para justificar una intervención militar. Ello ha sucedido en distintos lugares del mundo, como Granada, la antigua Yugoslavia. Se recordarán los bombardeos de la OTAN en 1999 sobre objetivos civiles en Belgrado, capital de Serbia, las cuales fueron “intervenciones humanitarias”, sucedidas sin la autorización de la ONU. En este momento, Cuba es víctima de una operación político-comunicacional, fiel al manual de la Guerra no Convencional utilizado por EE. UU, llamada también Guerra Psicológica, GP.
En la Guatemala de 1954, la Agencia Central de Inteligencia norteamericana, CIA, de los Estados Unidos, intervino para derrocar al Gobierno de Jacobo Árbenz Guzmán, y una de sus principales armas fue la intensificación de la Guerra Psicológica, utilizando los medios masivos de comunicación de la época. Es necesario establecer los fines y propósitos de las operaciones psicológicas, para propagar noticias manipuladas, distorsionadas y propagar mentiras. La GP tienen un blanco: la mente humana para convencerla, y la primera víctima es la verdad. Se debe recordar, que una mentira repetida mil veces se puede convertir en verdad.
Una de las primeras y grandes operaciones psicológicas impulsadas a nivel de América Latina, tuvo lugar en Guatemala. Esta jugó un papel preponderante, utilizada por las fuerzas mercenarias que se apoderaron del control político del país. Se hizo creer a la población, al ejército y al propio gobierno de Árbenz, que una gran fuerza armada avanzaba sobre la ciudad de Guatemala y su caída era cuestión de horas. Solo se trataba de 150 mercenarios acantonados en la frontera con Honduras, los cuales fueron sobredimensionados por la propaganda. Los medios masivos operaron como principales actores en esta guerra, tanto los diarios y revistas, como los programas de radio. Se trataba de una campaña de mentiras con las que había que convencer a los guatemaltecos y al mundo, que Árbenz era comunista. Ello requería de una aceptación generalizada, que lograra justificar la intervención militar que ya estaba en curso, al estar convencidos de las “maldades” de Árbenz.
Los medios masivos internacionales de mayor alcance de la época, como las revistas Time, LIFE, Newsweek, etc., comenzaron a publicar artículos sobre Guatemala, bombardeando con mentiras e ideas distorsionadas la conciencia de los habitantes de toda América Latina; creando condiciones para justificar la intervención militar. Los artículos y reportajes se orientaban a señalar que el gobierno de Árbenz era comunista, que Castillo Armas era un héroe, que la UFCO era uno de los mejores inversores en el extranjero, que Estados Unidos debía enviarle ayuda salvándolo de la “dictadura comunista atea”. La OEA al servicio de los intereses norteamericanos, también fue un medio de difusión de la GP y en la Asamblea General, todos los países del continente, votaron contra Guatemala.
El manual de GP, dice: “La patraña más grande hay que instrumentarla para que se crea”. Se debe hacer creer a la gente cualquier cosa. Se pregonó que los comunistas mataban a los niños para hacer jabón. Cosa más perversa no pudo inventarse, pero en Guatemala la gente lo creía y fue explotado por la liberación, la iglesia y la ultraderecha. Como complemento para lograr mayor desestabilización, se instaló una radio clandestina proporcionada por la CIA y su programa “La Voz de la Liberación”, fomentaba el descontento y la disidencia al régimen.
En pleno Siglo XXI, se debe señalar sobre la actual influencia de los medios de comunicación y redes sociales en América Latina y el mundo, impulsando una campaña de desestabilización y mentiras políticas. Primero se dirigieron contra Hugo Chávez en Venezuela, catalogado de “dictador”, “terrorista”, líder del “eje del mal”, etc. y las acciones de desinformación y confusión fueron impulsadas por la prensa internacional y la derecha venezolana. Después, la campaña fue contra el régimen de Maduro, el de Evo Morales en su momento y otros gobiernos progresistas. El objetivo final de EE.UU. en Venezuela, ha consistido en tener el control de sus recursos. Venezuela posee las reservas más grandes de petróleo del planeta; así como metales preciosos, estratégicos y recursos naturales. En Centroamérica, de igual manera se desarrollan campañas contra Nicaragua, cargadas de mentiras, con imágenes montadas en la televisión y redes sociales, así como la utilización de mercenarios armados para cometer actos terroristas. Han cooptado personajes que han trascendido en la vida nacional, pero que ahora, se han cambiado de bando, de acuerdo a sus nuevos y acomodados intereses económicos, que no son los del pueblo.
El bloqueo a Cuba es permanente y las agresiones económicas, política y sociales, se han producido una tras otra, incluyendo planes para asesinar a sus dirigentes. Todo eso, acompañadas por una intensa Guerra Psicológica, como la que se está produciendo en este momento, preparando el camino para una supuesta intervención militar y justificar todo tipo de acciones. Pero nunca han valorado la calidad y conducción de sus dirigentes dentro del proceso revolucionario, ni la tenacidad del pueblo cubano, que no cederá ante las arremetidas.