Quienes peinamos canas, aún tenemos vívida la imagen de los helicópteros del ejército americano sobre el techo de la embajada de ese país en Saigón en 1975, cuando sucedió la debacle de Vietnam. Evacuación alocada hacia los portaaviones, que ante la llegada masiva de refugiados tuvieron simplemente que aventar por la borda cientos de helicópteros al mar, para hacer cabida a las nuevas llegadas.
En Kabul ya se prepara la evacuación de los ciudadanos y funcionarios norteamericanos y europeos, de nuevo, con el mismo sentido de urgencia, enviando tropas especializadas en evacuación de refugiados.
Una guerra que finalmente se perdió y que dio inicio con falsos pretextos, igual que Vietnam, con el objetivo de destruir Al Qaeda y capturar o matar a Osama Bin Laden, lo que al final sucedió y se perdió, no por lo sucedido en el propio Afganistán, sino por la invasión de Irak, que al final de cuentas, se percibió como una guerra con falsos motivos, al demostrarse que no existían armas de destrucción masiva en ese país.
Hoy por segunda vez en la historia guerrera norteamericana, otra derrota militar a manos de un pequeño ejército irregular, la primera vez el Vietcong y hoy los Talibanes.
¿PERO QUE TIENEN EN COMÚN ESAS DOS DERROTAS?
La percepción de la opinión pública norteamericana de la futilidad de los esfuerzos, en la primera por detener el comunismo, en la segunda por detener el terrorismo. Mucho tiempo transcurrido, muchos muertos y demasiado gasto inútil del presupuesto nacional. El votante norteamericano se cansó, no soportó, y después de 20 años de invasión simplemente se dieron por vencidos.
Cabe preguntarse en qué situación queda Guantánamo, otro legado de 20 años de guerra contra el terrorismo y exponente máximo de la violación sistemática de los derechos humanos, pues, aunque no nos guste admitirlo, sí les puede suceder a ellos, nos puede suceder a nosotros. Sin un debido proceso nadie, sin excepción debe estar preso.
¿POR QUÉ TRAIGO A COLACIÓN TAN ESPINOSO TEMA?
Porque siempre la opinión pública del imperio ha tenido un enemigo al cual vencer y sobre el cual armar las políticas públicas. En la era de los 50, del siglo pasado, fue el macartismo y el enemigo público número uno, los comunistas. A principios de siglo, la era Bush identificó a los terroristas como ese enemigo público principal y todas las políticas públicas fueron erigidas en aras de la “seguridad nacional”. Desde la era Trump el enemigo cambio, y ahora es el migrante y por supuesto el que lleva al migrante, el “coyote”. ¿Podremos esperar ver coyotes y migrantes en Guantánamo?
La percepción de la opinión pública del norte hoy por hoy, es que los migrantes representan la mayor amenaza existencial para esa potencia, por lo que hay que detener a como dé lugar dicha migración irregular. Y la política pública ya se armó alrededor de este tema, si no veamos la visita de la vicepresidente de ese país recién sucedida. Lo expuso claro y pelado. La migración irregular, los migrantes y quienes hacen posible dicha migración, los “coyotes”, son los nuevos enemigos del imperio. Y quien no lo crea que voltee a ver al norte y lo que sucede hoy en día. Las deportaciones “exprés” basadas en Título 42 de la ley de Salud Pública. Sí, que antinomia, basados en la ley de salud se pretende controlar un fenómeno puramente social con motivos económicos.
Mientras los motivos fundamentales de falta de oportunidad y estado no se corrijan, esa migración no solo va a continuar, sino aumentar, y por supuesto la presión norteamericana se hará sentir… y muy pronto. Para mientras acá, pues presumiendo de nuestro “crecimiento económico” y con una venda en los ojos, sin querer ver el estallido social que se nos viene, que, a su vez, solo incrementará aún más la migración y la presión del norte con acciones poco agradables para nuestro pueblo y economía que depende ya totalmente de las preciadas remesas.
Recordemos que la potencia del norte no actúa con base en “construir país”, actúa con base en la protección de sus intereses y hoy por hoy, detener la migración es el interés nacional. Preparémonos.