Participación política

En la columna de la semana pasada compartí que la democracia guatemalteca es básicamente una democracia electoral o una democracia mínima como se le conoce a este tipo de sistema. Estuve describiendo las características de nuestra democracia electoral ahora compartiré lo que el estudio de LAPOP 2020, define de un sistema democrático. El mencionado estudio afirma que si bien las definiciones “minimalistas” de la democracia argumentan que la presencia de elecciones competitivas (es decir, con posibilidad real de alternancia en el poder) son suficientes para identificar una democracia.  Sin embargo, las definiciones “maximalistas” argumentan que la protección de las libertades civiles son necesarias para que florezca la democracia.  La garantía de estas libertades y la calidad de la gobernabilidad son dos componentes clave de las definiciones máximas de democracia.

Fotografía de Jeffrey Abbott

La historia de los últimos años confirma que una democracia electoral es frágil y sujeta a muchos vaivenes. Los resultados de la evaluación hecha por el Barómetro de las Américas respecto al apoyo público para los requisitos mínimos de la democracia en Guatemala del año 2017, reporta los siguientes hallazgos:

En Guatemala el apoyo a la democracia cayó de 52.7% que se tenía en el 2004 a un 48.4% en el 2017. Los hombres y guatemaltecos con mayor educación y riqueza reportan el mayor apoyo a la democracia.  Pero esto no es sólo en nuestro país, a nivel de toda la región el apoyo a la democracia fue significativamente menor en los años 2016 y 2017 que los años anteriores. Quizá para algunos éste dato tiene poca relevancia, pero resulta que este menor apoyo a la democracia también se reflejó en que casi la mitad de los guatemaltecos expresaron que apoyaría un golpe militar. Esta postura tuvo un aumento de casi 10 puntos porcentuales entre 2014 y 2017.

Este dato debe ser tomado con seriedad pues refleja la decepción que la población tiene sobre la gestión de los gobiernos encabezados por civiles, no cabe duda que la corrupción desmedida está llevando al hartazgo al punto que no se confía en el sistema republicano que se caracteriza por la división de poderes, ya que los tres poderes están alineados para encubrirse mutuamente. Lo anterior se demuestra con otros resultados del mismo estudio.  El apoyo a la posibilidad de golpes ejecutivos en Guatemala aumentó 10 puntos porcentuales en el 2017, 24.4% de los ciudadanos apoyarían otro evento como el ocurrido en el 2015 con la salida del presidente y vicepresidente del poder.

Otra variable medida en el estudio es la confianza que se tiene en los partidos políticos, la cual aumentó levemente en el 2017, pero aun con el aumento, sólo el 14.6% de los guatemaltecos le tiene confianza a los partidos políticos.  Estamos a un año de las elecciones y personalmente no creo que éste dato haya aumentado.  Esto podría llevar a otro cuestionamiento del ¿por qué entonces las personas concurren a votar si no confían en los partidos políticos? Recordemos que durante la campaña electoral se dan tantos ofrecimientos demagógicos, candidatos populistas, distribución de dádivas y una población no formada, eso hace que las personas se muevan a votar.

Fotografía de Jeffrey Abbott

Un ultimo dato interesante es la afiliación partidista en Guatemala ha caído a su nivel más bajo desde el 2006, menos del 6% de guatemaltecos dice simpatizar con un partido es la tasa más baja en la región en los años 2016 y 2017.

*Basado en “Compendio Electoral República de Guatemala”, documento de INCEP, año 2020.