SIN TAPUJOS
Transcribo un comentario que escribí en Facebook hace siete años, un 9 de mayo del 2015: “Hace siete años cayó la Baldetti, pero la lucha no ha terminado. Ahora empieza la limpieza de ladrones y corruptos tanto de funcionarios y dirigentes políticos como empresarios que se han beneficiado con negocios ilícitos.
Adelante Guatemala, hemos dado un ejemplo de civismo a todas las naciones del mundo”.
Increíble pero cierto, hace siete años que fueron descubiertos los sinvergüenzas del desgobierno de Pérez Molina y Baldetti con los negocios sucios que realizaron. Creímos ingenuamente que habíamos acabado con los corruptos, pero seguimos peor que hace siete años, pues esa lacra se ha extendido en todos las esferas gubernamentales, no queda ninguna entidad que se salve. El Pacto de Corruptos ha propagado sus dominios por todos lados, haciendo gala de su infamia al pretender desacreditar a buenos fiscales y jueces, que para ellos son un peligro porque los ponen al descubierto de sus sinvergüenzadas.
La batalla NO TERMINA, todo lo contrario, los guatemaltecos decentes estamos comprometidos en seguir en esa lucha sin cuartel contra la corrupción y la impunidad, cueste lo que cueste. Maliciosamente esos rufianes demagógicamente con un plan engañoso han tratado de confundir a la gente haciendo ver solapadamente que quienes están en la lucha contra la corrupción son los izquierdistas, los chairos y demás calificativos, porque ellos lo que pretenden y lo han logrado, es dividir a la población para lograr sus perversos fines, lo cual en cierta manera lo han conseguido, porque algunos ingenuamente les han creído. Recordemos que la corrupción no tiene ideología, color, ni bandera política. Los mafiosos lo han explotado para sus provechos.
El Pacto de Corruptos está integrado por ciertos funcionarios gubernamentales, diputados, magistrados, jueces, fiscales, alcaldes, dirigentes de partidos políticos, empresarios, narcotraficantes, etc. Realizan sus operaciones para cubrirse entre ellos, y además retardan ciertas acciones porque no les conviene ni les interesa que se realicen, como elegir a una nueva magistratura en la Corte Suprema de Justicia y en las Salas de Apelaciones. A diario vemos los negocios que hacen funcionarios públicos con empresas en donde sus dueños o sus representantes legales se benefician porque fueron financistas en las campañas electorales, pero los entes encargados de velar porque los negocios públicos se hagan con transparencia, prefieren callar y hacerse los babosos ya sea por conservar el puesto, o porque también ya cayeron en los tentáculos de la corrupción que cada vez crece más.
Ha habido una persecución inmisericorde contra fiscales y jueces que han realizado un trabajo digno, honesto y profesional, pero a los grandes tatascanes del Pacto de Corruptos no les interesa que ellos hagan bien su trabajo, porque entorpecen sus inmundicias, por lo que hay que salir de ellos trasladándolos a otras dependencia donde no hagan nada o los obstaculicen; o bien, los destituyen o los meten en prisión como hicieron con los fiscales Virginia Laparra y Eduardo Pantaleón, injustamente detenidos.
Nada ha cambiado, estamos peor que hace siete años, porque desafortunadamente ese mal llamado corrupción, en lugar de disminuir, se ha extendido como una pandemia, a lo largo y ancho del país, pero la lucha NO TERMINA cueste lo que cueste.