Pareciera que el régimen de alejandro giammattei es un gobierno débil debido a que en apenas un año se ha desgastado políticamente a lo interno al haber pactado con políticos impresentables, la negociación oscura para integrar la junta directiva del congreso es una muestra de ello.
En el ámbito internacional giammattei hizo el ridículo cuando invocó la carta democrática de la OEA al surgir las manifestaciones de finales de 2020 que ni siquiera tuvo respuesta del mequetrefe de luis almagro. A ello se agregan las secuelas socioeconómicas de la pandemia y los desaciertos gubernamentales en el manejo de la misma; el incumplimiento de los programas de ayuda económica a sectores vulnerables, así como los efectos devastadores de las tormentas Eta y Iota, cuyos resultados están por manifestarse con crudeza en este 2021.
Le atribuyen debilidad al gobierno luego de recular en la aprobación del presupuesto general de la nación de más cien mil millones de quetzales, pero sorteó con éxito este primer año porque cuando “los manifestantes de la plaza despertaron el hijueputa todavía estaba allí”. Esta paráfrasis del cuento de Tito Monterroso (El dinosaurio) rememora uno de los comentarios del gobernante durante su campaña electoral cuando afirmó que como presidente no querría ser recordado como un hijueputa más; también sirve para para ilustrar lo vano que significó tomar las plazas para oponerse a la aprobación del presupuesto aludido porque las exigencias de la plaza fueron ignoradas por giammattei: confirmó a gendry reyes como ministro de gobernación, así como al director de la PNC, responsables por omisión de la quema del edificio del congreso y la represión a manifestantes pacíficos; cerró el centro de gobierno pero sus integrantes fueron reubicados en puestos clave del régimen; el vicepresidente sigue fingiendo confrontación con el presidente.
Un régimen que se atreve a no aumentar el salario mínimo a los trabajadores es un gobierno que está sólido porque la coyuntura socioeconómica actual golpea severamente la economía de los hogares de los trabajadores, ha aumentado el desempleo y se ha reducido el poder adquisitivo producto de la pandemia; se calcula que un gran porcentaje de guatemaltecos descenderán de la clase media hacia clases bajas. Estas insatisfacciones socioeconómicas son detonantes de movilizaciones de protesta en cualquier país, excepto en la Guatemala macondiana.
La fortaleza del gobierno de giammattei radica en su alianza con los sectores oscuros como el ejército caca (vinculado al crimen organizado y narcotráfico); la cliCA CIF (algunos de cuyos integrantes son ministros de gobierno); la corrupta iglesia protestante; la alianza mediática con mal llamada tv nacional y su nefasta cadena radial, propiedad de un empresario mexicano. Nótese que giammattei no tuvo necesidad de recurrir a las movilizaciones del $indicato de joviel acevedo, que sin duda lo hará para contrarrestar las verdaderas movilizaciones que están por gestarse.
Llama la atención un comunicado conjunto de las organizaciones CCDA, CODECA, CONGCOOP, Nuevo Día, Mamá Maquín y UVOC, miembros de la Plataforma por la Defensa de la Tierra y el Territorio, quienes señalan los nefastos resultados del primer año de gobierno; pero ese hecho, aunque importante, no es lo destacable en este análisis sino que por primera vez CODECA lo hace en alianza con organizaciones afines, que poseen estructuras organizativas y de amplia capacidad en movilizaciones multitudinarias. Más sectores organizados se pronuncian cada vez más, individual o unitariamente, por la convocatoria a una asamblea constituyente, popular y plurinacional. Veremos.
¿Veremos? No hay que esperar. Todo lo acontecido ya está expuesto. Mas o mejor, imposible que suceda. En fin. Si la voz (grito y demanda) de un pueblo despreciado no se escucha… es un poder inexistente. Si es que el mayor poder de una nación, emana del pueblo.