El año 2009 marcó el pico en el número de homicidios, en aquel momento se produjeron 47 muertos por cada cien mil habitantes, a partir de 2010 se inició el descenso, primero poco perceptible, posteriormente más visible, hasta alcanzar niveles de aceptación luego de 2015.

Ese periodo de victorias frente a la violencia terminó, en 2021  cuando se registró nuevamente incremento en comparación con 2020, año en que debido al encierro que la población vivió durante algunos meses se produjo una disminución aún mayor que la ocurrida en años anteriores.

2021 se convertía en un año sui géneris, debido a que era necesario realizar una comparación con 2019 y no con 2020 debido a las características ya expuestas en el párrafo anterior.

2020 fue el primer año de gobierno de Alejandro Giammattei, quien heredó un ministerio de Gobernación caótico, debido al daño que se le causó a esa dependencia  la administración de Jimmy Morales, periodo durante el cual dos ministros de gobernación no tuvieron la capacidad de implementar políticas adecuadas que permitieran el fortalecimiento en el combate a la criminalidad. Llegando incluso a destruir algunas de las políticas que habían sido implementadas durante la década previa.

Tampoco con el actual gobierno hubo interés en fortalecer políticas de seguridad, el Ministerio de Gobernación ha sido administrado para satisfacer intereses individuales, causándole tanto daño a la Policía Nacional Civil, que hace imposible que se obtengan éxitos frente a quienes causan tanto daño a la población.

En 2022 es posible hacer una evaluación de lo ocurrido en 2021 y 2020, llegando a la conclusión que no se han creado políticas de seguridad y tampoco se ha fortalecido a la Policía Nacional Civil, en la actualidad de manera clientelar se busca beneficiar a unos pocos en detrimento de la mayoría de los agentes, quienes han visto mermados sus derechos, su capacidad y eso ha generado que su interés por trabajar en la defensa de la población también se vea debilitada.

Para el actual presidente, todavía es posible enmendar los errores cometidos desde el Ministerio en mención, pero debe actuar rápidamente, para evitar que Guatemala vuelva a ocupar el primer lugar en violencia.