FOTOGRAFÍA DE FERNANDO CHUY
En Guatemala las autoridades encargadas de la seguridad ciudadana no se percatan de la importancia de impulsar procesos encaminados a la prevención en lugar de la reacción frente a hechos que pueden convertirse en incontrolables. No se debe olvidar que estas acciones son cien veces mas baratas y no causan daño a nadie.
Hoy se viven las secuelas de políticas estatales que no fueron dirigidas a la población mas necesitada, provocando con ello descomposición en aspectos que pudieron haber sido atendidos mejor y no se estaría viviendo los altos niveles de criminalidad.
Cada día es mas frecuente que se produzcan asaltos a viviendas, peatones o automovilistas, en muchos casos desde motocicletas, innumerables de estos actos criminales quedan grabados, sin que exista capacidad de desarticular a esas bandas que se sienten fortalecidas frente a la debilidad del Ministerio de Gobernación.
La prevención podría traducirse en el incremento del gasto público que permita mayor oportunidad para invertir en la sociedad, esto se puede lograr con incrementos para educación, salud, vivienda y sobre todo para generar empleo, trayendo con ello oportunidades para la mayoría de la población.
Brindándole oportunidad a la población, podrá evitarse que jóvenes que están en edad de trabajar se involucren con maras, grupos delincuenciales o salgan a delinquir por cuenta propia como está ocurriendo en diversos lugares del país.
De no actuar correcta y oportunamente se puede correr el riesgo, primero de que la población quede a merced de la delincuencia y segundo, que muchos ciudadanos opten por adquirir armas de fuego para defenderse, pudiendo generarse una especie de ley del más fuerte o ley de la selva, en donde cada quien buscará hacer justicia por mano propia.

Fotografía de Fernando Chuy
Una sociedad en la que se hace esfuerzos por garantizar la construcción del Estado de Derecho y la democracia, no puede dejar en su población la aplicación de la justicia, ello podría provocar el surgimiento de brigadas armadas que le sirvan a quien cuente con recursos para comprar sus servicios y de esa manera formar pequeños pero efectivos ejércitos privados, con capacidad de enfrentar a las mismas fuerzas de seguridad del Estado.
Todavía es tiempo de impulsar un proceso de prevención a través de coordinación interinstitucional, que haga que todos los ministerios y secretarías trabajen en una línea común, que permita la erradicación de la violencia y el trabajo en favor del desarrollo que tanto se requiere.