
Fotografía de Danilo Ramírez
En tiempos de pandemia hemos virtualizado nuestras relaciones casi totalmente, esto incluye teletrabajo, reuniones laborales, conferencias, cursos, conversaciones de amigos y hasta fiestas o conciertos a través de las diferentes plataformas de encuentro digital. En el caso de la niñez y la adolescencia actual, chicos y chicas que son considerados nativos digitales por ser capaces de utilizar aplicaciones de teléfono aún antes de saber leer, los cambios no han sido tangibles más allá del aumento del tiempo que quedarse en casa les permite permanecer frente a las pantallas. Sin embargo, esta separación del mundo físico también supone varios riesgos, entre ellos el engatusamiento o como es conocido legalmente, el grooming.
¿Qué es el grooming?
Se denomina grooming al proceso mediante el cual un adulto o adolescente en una posición de poder se acerca a un adolescente a través de plataformas virtuales de comunicación para establecer con él vínculos afectivos que posteriormente le permitan tener acercamientos sexuales violentos. Esto incluye una aproximación afectiva, una posible amistad, para luego hacer solicitudes de interacción sexual, que pueden ir desde la exposición a pornografía, hasta el envío de pornografía infantil producida por la víctima para la posterior difusión de parte del agresor.
Usualmente el ciclo del grooming implica un primer contacto amable y el establecimiento de una amistad o relación romántica, pero siempre bajo la construcción de un vínculo de confianza que hace que el o la adolescente baje la guardia; cuando ya existe confianza suficiente ocurre el cyber abuso, que consiste en lograr imágenes sexuales de la o el adolescente a través de sexting, sexo a través de una videollamada y, en el peor de los casos, encuentros sexuales físicos. Sin embargo, cuando el o la adolescente no accede o deja de acceder, el cyber abuso puede adquirir las características del cyber acoso, que supone extorsión sexual, amenazas y abuso sexual físico y casi siempre, la difusión del material pornográfico obtenido del adolescente.
Según (Villacompa & Adillón, 2016), el 50% de los casos de grooming implica a dos adolescentes y la mayor parte de los casos entre adolescentes son de adolescentes que han tenido contacto real o fuera de la virtualidad; esto significa que el llamado mito de la detectabilidad está más desfasado que nunca y no es el viejo del costal el que atenta contra las chicas y los chicos sino sus propios compañeros de clase o los amigos de sus amigos con los que el contacto se hace frecuente gracias al internet y las redes sociales.
Desde hace varios años los grupos de Facebook han tomado cierto auge, lo que llevó a cobrar popularidad a ciertos grupos de adolescentes con características particulares y estos han sido un caldo de cultivo para llevar el grooming a otro nivel, pues algunos adolescentes crean variantes o brazos de estos grupos dedicados a extorsionar masivamente a víctimas de grooming, como el ya denunciado “Legión Holk” pero bastante popular en los grupos “SR” o sin reglas que se crean en whatsapp o dentro de otros grupos como “New Musca”.
La necesidad de una educación sexual integral
En la experiencia de acompañar adolescentes guatemaltecos en el ejercicio y exigencia de sus derechos sexuales y reproductivos, se confirma lo que afirman (Montiel, Carbonell, & Salom): por lo menos el 75% de las víctimas son mujeres, pero aunque sean ellas quienes tienen entre 2 y 4 veces más probabilidades de ser víctimas que un varón, la inmunidad masculina es un mito. Como es de conocimiento popular, la adolescencia es una etapa difícil para ambos sexos porque implica cambios físicos, hormonales y cognitivos que hacen que la relación entre padres e hijos se complique. La necesidad de educación integral en sexualidad, tanto para padres como para los niños, se convierte en una urgencia para evitar que el desarrollo integral de los adolescentes se vea truncado por abundantes depredadores sexuales y el contenido inapropiado que abundan en internet.
(Montiel, Carbonell, & Salom) enumeran las características que predominan en las víctimas de grooming, aunque este no es un listado limitado o infalible. Estas características son las siguientes:
- Alto grado de conflictividad con las figuras de autoridad,
- Inicio temprano de la actividad sexual con compañeros sexuales mayores,
- Poca supervisión parental,
- Encontrarse entre los 14 y 17 años,
- Depresión o soledad,
- Poca capacidad de entablar relaciones de amistad o tener habilidades sociales limitadas,
- Vivir en un contexto que los haga buscar afecto o atención fuera de casa (historia de abuso físico, psicológico y/o sexual),
- Vivir marginación social o estigma (adolescentes homosexuales, bisexuales o que estén cuestionando su sexualidad),
- Obediencia y sumisión producto de una crianza violenta.
Como resulta obvio, la comunicación entre padres e hijos es vital tanto para la prevención del grooming como para su denuncia. (Villacompa & Adillón, 2016), afirman que aproximadamente el 67% de los casos de grooming son compartidos con compañeros de clase y apenas el 13% son compartidos con los padres lo que, sumado a la ineficiencia del sistema judicial y la poca atención que los administradores de plataformas digitales y redes sociales ponen a este tipo de delitos, hacen que la mayoría de las veces queden impunes. En un sistema judicial colapsado, la crianza amorosa y la comunicación abierta y franca es lo único que puede mantener a salvo a las y los adolescentes.
Información sobre la denuncias presione aquí.
Referencias
Montiel, I., Carbonell, E., & Salom, M. (s.f.). Victimización Sexual Infatil Online. Valencia: Instituto Universitario de Investigación Criminológica y Criminalística.
Villacompa, C., & Adillón, M. (2016). Nuevas Tecnologías y Victimización Sexual de Menores por Online Grooming. Revista Electónica de Ciencia Penal y Criminología.