Diariamente aparecen alertas Isabel Claudina, la mayoría de ellas se publican sin la intención de darle seguimiento por parte de las autoridades. Hay que recordar que dicha alerta fue creada por orden de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) y que tiene por fin la búsqueda y localización de mujeres cuya integridad o vida se encuentra en peligro.

Con raras excepciones los encargados de investigar inician procesos encaminados a saber qué ocurrió, en la mayoría de las situaciones la alerta sirve para demostrar que se cumplió, pero sin que en realidad se tenga información acerca de si la mujer que se encontraba desaparecida fue localizada o no.

Fotografía de Cristina Chiquín

Además de la violencia física que la mujer tiene que enfrentar, puede sufrir cualquiera de los siguientes actos:

Violencia psicológica y emocional que es consecuencia de celos, control, vigilancia, amenazas de poner en ridículo a la persona, acechar y acosar, esto puede dar lugar a violencia física que se traduce en empujar, golpear, morder, quemar, ahogar, dar patadas, abofetear y sacudir.

Además, la mujer enfrenta violencia sexual que se traduce en acoso, violación, lenguaje agresivo, amenazar con decir algo que sea verdad o no y que podría dejar dudas sobre la integridad de la persona, abuso de autoridad aprovechándose de las circunstancias.

A todo lo anterior debe agregarse que la mujer sin distinción de edad podría enfrentar la trata en el ámbito nacional, en el internacional. En el primer caso para ser sometida a condiciones de esclavismo en las que jovencitas son obligadas a trabajar en tortillerías durante jornadas de hasta veinte horas cada día.

Muchas de las mujeres que son víctimas de trata están siendo amenazadas de manera constante, les quitan documentos de identificación, las mantienen en situación de aislamiento para evitar que se comuniquen con sus familiares, de esa manera destruyen su moral dejándolas en situación de desamparo y mayor vulnerabilidad.

Insisto en que para garantizar los derechos de la mujer todos los días del año son apropiados, de manera que no se tenga que esperar un 25 de noviembre para tomar consciencia sobre la necesidad de generar cambios que construyan una cultura basada en el respeto.