Se ha registrado un franco deterioro de la institucionalidad, la poca credibilidad de parte de la ciudadanía en el funcionamiento de ministerios, secretarías y direcciones constituye una muestra de ello. Muchos guatemaltecos buscan evadir tener que acudir a realizar algún trámite, porque se enfrentarán a largas colas, para recibir un trato poco humano de parte de los funcionarios de dicha dependencia y muchas veces, para después de un largo trámite, recibir un “NO” como respuesta debido a que falta algo en la papelería.

Ejemplo de ello ha sido el trámite de pasaportes, ahora con el agravante de tener que esperar meses a que lo entreguen, cuando debiera ser un trámite que podría realizarse en línea desde la comodidad del hogar y luego recibir en la puerta de la casa el documento de identificación.

Los ministerios de Estado están funcionando al mínimo ritmo, solamente operan ejecutando su presupuesto y ni siquiera esto hacen bien, pues habiendo transcurrido la mayor parte de 2021, siguen sin alcanzar el 50% en la ejecución presupuestaria y lo poco que han gastado, lo han hecho en su funcionamiento (salarios, honorarios y alquileres).

El dinero de los ministerios, secretarías y otras dependencias se encuentra depositado la mayor cantidad del tiempo, por las jugosas comisiones que reciben los funcionarios a cambio de mantener el dinero en cuentas bancarias, entonces el pago de cualquier compromiso buscan hacerlo a fines de año.

La crisis está abarcando la casi totalidad del Estado, no está funcionando prácticamente nada, incluso las comisiones de postulación para la Corte Suprema de Justicia y Salas de Apelaciones llevan mas de dos años de retraso. En 2019 debieron haber tomado posesión los magistrados de dichas instancias.

Un país no puede quedar en esta anomia, tiene que avanzar y para ello se requiere orden y compromiso de trabajo, pero Guatemala pareciera como una especie de Macondo, donde nada sucede, las autoridades creen que pueden cometer cualquier abuso de manera impune y no les interesa el descontento, ni siquiera le ponen atención a las protestas que la población realiza.

En tanto no funcionen las instituciones se frenará el desarrollo para el país, continuará la violencia y el número de muertos por Covid19 continuará en ascenso.