SIN TAPUJOS

Seguramente la mayoría de los funcionarios y exfuncionarios de gobierno, creen que la guadaña nunca los va a tocar, por ello hacen y dicen estupideces.

En primer lugar, me refiero a lo expresado por el jefe de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), Marco Livio Díaz, en el sentido de que está analizando la prohibición de vender gasolina a los que no hayan pagado el Impuesto Sobre Circulación de Vehículos.

Como se han expresado en las redes sociales, es lo más estúpido que se ha oído de parte de un funcionario público, es inaudito que por su incapacidad de recaudar el impuesto, le tire la chibola a los expendedores de gasolina. Imagínese estimado lector, cómo reaccionaría usted que vaya a comprar combustible y que el empleado le diga que no le puede vender, porque no ha pagado su impuesto de circulación, ¿Cuál sería su reacción? Lo más seguro es que le miente toda su generación al infeliz dependiente de la gasolinera, o que, en el peor de los casos, le dé un pescozón por negarle la venta de gasolina.

Este jefe de la SAT, en realidad ya perdió el juicio con semejante declaración, o lo dijo para distraer en alguna forma la atención ocupándonos en esa majadería, pero como alguien expuso en un video, “este señor seguramente sacó su maestría en la estupidez”.

Marco Livio Díaz, Superintendente de la SAT.

Le recuerdo al Superintendente de la SAT que ese impuesto sirve para mantener las carretas en excelentes condiciones de circular, pero en el estado tan caótico en que se encuentran, y que todavía pretenda cobrar de forma ilegal el impuesto, solo en una cabeza obtusa cabe decir semejante sandez. Es bueno señor Díaz, que lea nuestra Constitución Política.

En segundo lugar, quiero señalar sobre el imprevisto viaje que Alejandro Giammattei realizó a Ucrania, sin que se haya sabido con antelación del mismo. Este Giammattei, cree que los guatemaltecos estamos pintados, pues debió haber solicitado el permiso correspondiente al Congreso de la República para poder salir del país, ¿A qué fue a Ucrania? ¿Será que fue a ofrecer los servicios del Ejército de Guatemala y de la Policía Nacional Civil? Es una barbaridad lo que está haciendo, se cree dueño de Guatemala y que puede hacer lo que le viene en gana, porque de acuerdo con el artículo 165 literal e) de nuestra Constitución Política: Atribuciones del Congreso: “Conocer con anticipación, para que los efectos de la sucesión temporal, de la ausencia del territorio nacional del presidente y vicepresidente de la República…”. En ningún momento se supo que Giammattei viajaría a Ucrania y tampoco que haya solicitado el correspondiente permiso, lo que constituye un atropello a nuestra Carta Magna, porque él no es superior a la ley.

Habrá que esperar cuál va a ser la reacción de los diputados de la oposición, porque algo tienen qué decir o hacer ante tal arbitrariedad del gobernante, ya basta también de ser comparsas de lo que sucede en el Congreso, el hecho de ser minoría no quiere decir que no denuncien todas las ilegalidades que se dan.

En tercer lugar, me quiero ocupar sobre el sonado caso del exministro de Economía del desgobierno de Jimmy Morales, Acisclo Valladares Urruela. Siendo director de Asuntos corporativos de Comunicaciones Celulares, S.A. lavó millones de dólares para corromper a diputados y funcionarios. Al parecer en este asunto hay muchos ex y actuales funcionarios como también instituciones bancarias nacionales y estadounidenses a quien Valladares Urruela pagó  sobornos. Todos los involucrados en este asqueroso negocio deben estar padeciendo el mal de camioneta, porque no tardará la justicia estadounidense en ir capturando uno por uno como también a los personeros de esas instituciones bancarias.

El Ministerio Público, de oficio debiera estar investigando a los ex y actuales funcionarios públicos como también legisladores implicados en este grande y escandaloso fraude, pero ¿Qué podemos esperar de la desConsuelo?

El poder obnubila, pero más tarde que temprano, la factura la tendrán que pagar, y las consecuencias para todos los pícaros van a ser funestas, y como dicen: En guerra avisada, no hay muertos.