En Guatemala se firmó la paz firme y duradera, pero no se produjeron los cambios esperados por la sociedad, principalmente porque los Acuerdos, simplemente no se cumplieron. El gobierno que los firmó, entró en contradicción con la Agenda de la Paz. Los Acuerdos, fueron considerados por diferentes organismos de la Comunidad Internacional, como un modelo de desarrollo, que permitiría al país, superar los problemas estructurales, pero, sobre todo, le permitiría salir del subdesarrollo. Mientras que los acuerdos de paz, indicaban que era necesario el fortalecimiento del Estado, para que fuera el rector de la economía, del progreso y desarrollo; el gobierno implementaba el neoliberalismo. Las Políticas de Ajuste Estructural, impuestas por el Banco Mundial y el fondo Monetario Internacional (FMI), le exigían reducir el tamaño y las funciones del Estado, para que fueran las leyes del mercado quienes determinaran el desarrollo económico.
La crisis estructural que vive Guatemala, ha sido permanente, porque se trata de una economía que, en su mayoría ha estado afectada por la mono producción, por la dependencia y la vulnerabilidad externa. Es una crisis de una sociedad edificada sobre bases injustas, caracterizada por una distribución extremadamente desigual y arbitraria de la riqueza que condena al retraso de los sectores mayoritarios y que se traduce en un creciente empobrecimiento de la población rural, degradada en sus condiciones de vida, así como en una incontrolable y temible expansión de la población marginal urbana. La otra crisis que afecta a Guatemala es de tipo coyuntural y tiene que ver con la situación del mercado internacional y por la política que se usa para enfrentar el fenómeno de la globalización económica.
Es reconocido, que la única oportunidad que tiene Guatemala de enfrentar la globalización es a través del crecimiento económico, el fortalecimiento del Estado y sobre todo la inversión en infraestructura física y gasto social, particularmente en el campo. Todo esto fue contemplado en los Acuerdos Sustantivos de los Acuerdos de Paz, y Guatemala no puede mantenerse al margen de la globalización. Pero el sentido que tiene la construcción de un proyecto de nación es precisamente que el país, para asegurar su progreso y bienestar, se inserte en la globalización, en un plano digno y con ventajas y no dentro de tratados leoninos que imponen las potencias y explotadores. Poderosos sectores económicos en Guatemala, los más atrasados en cuanto a su pensamiento conservador y fanatismo religioso, algunos dentro del empresariado y los últimos tres gobiernos pro-militaristas; comparten varias de las políticas económicas neoliberales, que contradicen el espíritu de los Acuerdos, pero, además estos gobiernos han terminado por destruir la institucionalidad de la paz.
Guatemala es ejemplo de lo que puede ocurrir, cuando una economía atrasada es abierta a la injusta competencia internacional. Se privatizan o venden los pocos activos que se crearon en el corto período democrático, 1944 – 1954: la Empresa Eléctrica, Teléfonos, las concesiones de Correos, y se disponen a hacer lo mismo con el Seguro Social, las distribuidoras de energía eléctrica y las comunicaciones, sectores estratégicos para su fortalecimiento como nación. La experiencia determinó que esas políticas no fueron efectivas en América Latina, y principalmente en Guatemala, introduciendo al país, en una crisis económica mayúscula. El saldo fue desolador, con enorme aumento de la pobreza y extrema pobreza. Esto hizo sumamente frágil el modelo, lo que potenció altos grados de ingobernabilidad, y levantó fundadas dudas sobre su sostenibilidad.
Los Acuerdos, fueron sometidos a un proceso de desgaste político, porque la oligarquía y los sectores del poder económico, los consideraron una amenaza a su propia existencia, porque desmontaría el sistema con el que construyeron su poder económico y político, y con el que gobernaron el país desde la colonia. Los acuerdos no podían pasar. Cuando se produjo la Consulta Popular en 1999, para aprobar las Reformas Constitucionales, recién salidos de la guerra, las comunidades mantenían el miedo por las masacres cometidas por las fuerzas del Estado, y sometidos por la represión. Fueron amenazadas por la oligarquía y sus fuerzas represivas: “Si aquí gana el Sí”, correrá la sangre”. El resultado de la consulta fue el No. Le indicaron a la población que los guatemaltecos no apoyaban los Acuerdos de Paz porque habían dicho No en la Consulta. Sin embargo, la Consulta fue solamente para aprobar las reformas constitucionales, no para desaprobar los acuerdos, que ya eran compromisos de Estado.
A 24 años de la firma de los Acuerdos, se puede asegurar que: las causas que dieron origen al conflicto armado, están presentes, y se han incrementado.
Muy interesante articulo. Estoy totalmente de acuerdo. Toda acción política en Guatemala (para no decir más), necesariamente debe estar «avalada» por el modelo ordenado desde la Élite. Yo dirigí el programa de desarrollo a la primer comunidad de repatriados en el proceso de paz. Tremenda experiencia y fatal fracaso. Algun dia lo describiré para acreditar lo que sostengo. De acuerdo con el artículo, repitio.
Respetable Aroldo: la misión y visión de MINUGUA en Guatemala fue entonces un fracaso al objetivo de la paz en la nación, se vio desvanecer SEPAZ también y derechos humanos, PNR (sobreviviendo aun); hay pocos proyectos de otros actores en el país que deberían de fortalecer y erradicar varios temas sociales económicos, políticos y sociales, culturales, religiosos que NO dan seguimiento por miedo de ver correr sangre, entonces mi duda es hay paz en Guate mala realmente firmada?
«Guatemata, país de la eterna Privadera»… pero somos tan solo una victima mas del Deep State que es el que impone las reglas del capitalismo, bajo todas sus denominaciones, colores y tendencias. Sus principales garantes son los poderes financieros, economicos y productivos, los gobiernos y ejércitos, las iglesias y los mediod de comunicación. ¿Quién es capaz de salvarse, cuando una de sus principales estrategias es la generación de conflictos y rivalidades? ¡Divide y vencerás» decia Napoleón, un masón muy poderoso.
Mientras los conflictos raciales, sociales, religiosos, economicos, de género, territoriales y cualquier otro existan, la paz será el freno al poder global, lo que es totalmente improbable!