A finales del mes pasado, en medio de la mayor crisis política afrontada por el gobierno, el vicepresidente de la República Guillermo Castillo anunció en conferencia de prensa su ruptura con Giammattei, exigiendo el cese de operaciones del Centro de Gobierno, el veto al presupuesto y una renovación en los ministerios. Sugirió como alternativa para salir de la crisis, que tanto él como el presidente presentaran su renuncia.

El viernes 4 de diciembre ambos reaparecieron en una conferencia de prensa en Casa Presidencial. Castillo dijo que junto a Giammattei querían lanzar un mensaje de unidad, que no era momento para mostrar diferencias y que era la hora de trabajar juntos.

Era evidente que la exigencia más grande de la ciudadanía era pedir la cabeza del ministro de Gobernación, luego de la actuación de la Policía Nacional Civil durante los violentos sucesos del 21N, Castillo explicó que la decisión que iban a tomar al respecto sería después de ver los resultados la investigación del Ministerio Público.

La pregunta que salta ahora en la mente de la mayoría es ¿Cuáles son los compromisos y responsabilidades que asumirá el vicemandatario ahora que Miguelito y el Centro de Gobierno desaparecerán? En realidad, durante la conferencia de prensa, ninguno de los dos fue claro, más allá de tirarse flores el uno al otro sobre las funciones de Castillo.

Lo más oportuno sería que Castillo convocara a un diálogo e hiciera pública la situación en que se encuentra el país, aunque muchos ya le perdieron la fe luego de la reculada que mostró.