FOTOGRAFÍA DE FERNANDO CHUY
De acuerdo a la tradición Católica, el Miércoles de Ceniza es un día santo cristiano de oración y ayuno, siendo considerado el primer día de Cuaresma de acuerdo a los calendarios litúrgicos católico y anglicano (correspondiente a las seis semanas de penitencia antes de la Pascua o el periodo de cuarenta días previo a la Semana Santa).
Es una celebración que consiste en imponer durante la Misa una marca de ceniza en forma de cruz en la frente de los fieles. El acto de imposición de las cenizas a los fieles y creyentes católicos es realizado por un sacerdote en la misa, al término de la homilía. Este acto sacramental puede ser recibido por cualquier persona creyente o no en la fe católica.
Al imponer las cenizas, el sacerdote expresa algunas de las frases extraídas de las Sagradas Escrituras:
Convertíos y creed en el Evangelio (Mc. 1,15).
Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás (Gn. 3,19).

Es una costumbre no lavar la ceniza de la frente hasta que ésta desaparezca por sí misma, aunque no es de carácter obligatorio. Fotografía de Fernando Chuy
ORÍGENES DE LA TRADICIÓN
La colocación de cenizas surgió en los primeros siglos del Cristianismo. En el siglo IV se determinó la duración de la Cuaresma en cuarenta días, comenzando seis semanas antes de la Pascua.
Ya en los siglos VI y VII se estableció el ayuno como práctica cuaresmal, destacando que desde los orígenes de la liturgia cristiana nunca se ayunó en domingo, por ser la celebración del día del Señor. Entonces se trasladó el comienzo de la Cuaresma al miércoles, previo al primer sábado del mes.
La Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos casi 400 años D.C. A partir del siglo XI, la Iglesia en Roma impuso las cenizas como signo penitencial y de conversión, ya usado desde el Antiguo Testamento.
Durante este día, así como el Viernes Santo es obligatorio el ayuno y la abstinencia para personas mayores de edad hasta los 60 años, pudiendo consumir alimentos o una comida completa junto con dos comidas de menores proporciones durante el día, siempre y cuando su salud lo permita.

Las cenizas utilizadas en la Misa provienen de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior. Se queman los restos de las palmas, se rocían con agua bendita y luego son aromatizadas con incienso. Fotografía de Fernando Chuy