La escasez de agua podría afectar a más de 5 mil millones de personas en los próximos 20 años, es decir, 2 de cada 3 habitantes del planeta. La amenaza de que en un futuro donde el agua no esté disponible en muchos lugares es una realidad en la mayoría del planeta, con temperaturas récord e incendios forestales que han causado estragos a causa del cambio climático, produciendo a la vez inundaciones en algunos lugares y la desertificación en otros.

Así las cosas, ¿Será posible especular con la escasez de agua? Ya el agua ha debutado en Wall Street donde se han empezado a negociar contratos de futuros para protegerse de la posible escasez del vital líquido.

La conocida Tesis de las Guerras del Agua generará conflictos violentos y es preocupante que las mega corporaciones y personas muy poderosas quieran controlar el suministro en su propio beneficio, a medida que la escasez la hace un recurso más y más valioso.

La “maldición de los recursos” se ha visto a través de la historia. Por ejemplo, la cultura maya sufrió las consecuencias de la sequía. En la era moderna se ha demostrado que los lugares con acceso a recursos de gran valor tienen las tasas más altas de corrupción, mayores conflictos y mala gobernanza. El acceso a petróleo, diamantes y otros va de la mano con los conflictos, pero, si el recurso es el agua, se espera se actué en forma diferente, aunque eso está por verse.

El apocalipsis del agua ha empezado a asomar y lo vemos en hechos tan simples como colas para llenar una garrafa, camiones cisterna distribuyendo el líquido ante la imposibilidad del suministro por parte del Estado y el deplorable estado de los cuerpos de agua, lagos y ríos en la mayoría de países. Es imposible sacar agua del lago de Amatitlán, por ejemplo, básicamente un vertedero de químicos.

El caso de Chile es un ejemplo drástico en Latinoamérica, donde el 100% del agua es privada y llegó a generar tal conflicto que desembocó en una Asamblea Constituyente que tiene como uno de sus objetivos primordiales cambiar este sistema, ya que el agua es un bien común, no debiendo ser propiedad de nadie mientras es propiedad de todos. En California un litro de agua tiene tal valor en estos días que puede compararse con un Bitcoin.

Los tiburones de Wall Street han hincado un diente, pasando a especular con un bien que se supone es propiedad de todos.

El estilo de vida de occidente, basado en el consumo de grandes cantidades de carne, es tal vez el factor que más incide en el mal uso del recurso natural. Para alimentar a una vaca o a un cerdo, es imperativo el cultivo masivo de maíz y sorgo, alimentos que a su vez necesitan una grotesca cantidad de agua para su logro, que como efecto vemos el desvió de ríos y agotamiento de acuíferos debido a la amplia perforación de pozos. De igual manera nuestra dependencia de la energía proveniente de los combustibles fósiles, que a su vez para la extracción y refinamiento utilizan grandes cantidades de agua.

Colonia El Limón, zona 18 Ciudad de Guatemala. Fotografías de Simone Dalmasso

El 97% del agua de la tierra se encuentra en los océanos, solo 3% es agua dulce y de esta, tres cuartas partes está atrapada en glaciares y casquetes polares, dejando únicamente el 1% del agua de la tierra para cubrir las necesidades a nivel agrícola, industrial y residencial del mundo. En general hay solo 2 fuentes de agua, la superficial y la atrapada de forma subterránea. Lo que forza la pregunta: ¿A quién pertenece?

La capacidad de gestionar los riesgos a futuro determinará cómo y dónde se utilizará este valioso recurso. Vemos ya en la actualidad disputas por el control de las fuentes de agua. Como ejemplo, el enfrentamiento entre Etiopia y Egipto por el control del río Nilo, del cual ambos países dependen o la eterna cuestión entre México y Guatemala de cómo explotar el río Usumacinta.

En Guatemala desde 1985 la Constitución manda la creación de una Ley de Aguas, tarea pendiente de todos los congresos desde entonces. Ante la creciente abusivez de la apropiación y desvió de ríos, salvaje perforación de pozos y uso de los cuerpos de agua como vertederos de químicos y desechos, nos vemos en una situación precaria. El mayor mal de nuestro país, la desnutrición, comienza por el no tener acceso a agua limpia para el consumo humano, con el simple hecho de poder suministrar agua potable el 60% de la desnutrición desaparecería. ¿Qué estamos esperando?