Basurero de la zona 3, ciudad de Guatemala. Fotografía de Jean-Marie Simon

En Guatemala no existe una cultura para el manejo adecuado de los desechos sólidos, como tampoco hay una percepción del impacto ambiental que produce el mal manejo y la disposición incorrecta de la basura. Esta, se ha convertido en una amenaza a nivel nacional, que trasciende las actuales políticas públicas de la salud, la desnutrición, el subdesarrollo y la falta de una vida digna. El centro geográfico de la ciudad de Guatemala ya no es el Centro Histórico. Con el crecimiento acelerado de la ciudad, el centro se ubica ahora en el Trébol, donde se cruzan las arterias de mayor tráfico automotor de Guatemala. A pocas cuadras de ese centro, se ubica el basurero más grande de Centroamérica, que representa un gran foco de contaminación ambiental, donde se deposita la basura de la ciudad y la de 13 municipios aledaños.

En el departamento de Guatemala funcionan dos basureros, el de la zona 3 y el de Villa Nueva, a cargo de la Autoridad para el Manejo de la Cuenca del Lago de Amatitlán, AMSA. En la zona 3, cada día ingresan 550 camiones, de la capital 267 y 283 son de 13 municipios, con cerca de 7 millones 054 mil 792 libras de desechos sólidos, es decir unas 3 mil 199. 45 toneladas de basura. Es probable que al año sean generadas en Guatemala más de 3 mil millones de toneladas de basura, originadas por residuos orgánicos y alimentos, cartón, papel, plásticos, empaques electrodomésticos, latas, cristales, basura electrónica, así como desechos tóxicos y hospitalarios, como material radioactivo.

Fuera de la ciudad, en los barrancos y carreteras, proliferan los botaderos clandestinos y múltiples focos de contaminación. En el basurero de Villa Nueva, se está produciendo un incendio que refleja fielmente, la generación de problemas de degradación ambiental, lo cual no es más que una deuda del Estado con la sociedad guatemalteca.

Estudios reportan que el 95 % de los ríos de Guatemala están contaminados con desechos sólidos, materia orgánica, microorganismos y contaminantes tóxicos. Los cuatro lagos más importantes del país, están contaminados con basura. Los desagües que salen de ciudad de Guatemala por el lado Norte y Nor-Oriente, desembocan en el río Las Vacas, que es afluente del río Motagua, por el que la basura y los contaminantes son arrastrados hacia el mar. Eso ya generó una demanda internacional por parte del gobierno de Honduras, por falta de políticas para frenar ese problema ambiental.

Abordar el problema de la basura a estas alturas ya no es sencillo, puesto que muchas políticas públicas se dejaron de impulsar por parte de los gobiernos de turno.  Sus dirigentes han tenido una mentalidad pueblerina y no una visión de Estado. A propósito, en la campaña electoral pasada, ningún partido político dentro de su programa de gobierno, consideró lo que haría con la degradación ambiental. Ello incluye la actual administración, la que tampoco ha tenido visión política para resolver esa amenaza y entre contradicciones y corrupción, se ha escudado en la pandemia.

El problema ambiental en general y la basura en particular, se deben abordar de manera integral. Para estos problemas, se necesitan grandes decisiones políticas, en la construcción de la Guatemala del futuro, no los remiendos de cada cuatro años. Se requiere ahora invertir muchos recursos, elaborar una planificación adecuada, mediante un tratamiento especial, interinstitucional y multidisciplinario, así como la emisión de una política de Estado, en materia ambiental. No se tiene que inventar nada, el Tratado de París, indica las estrategias y la forma de abordar la amenaza.

Se debe trasladar el basurero y transformarlo en una planta de reciclaje y rediseñar un nuevo sistema en la recolección de basura. Esa situación ha generado toda una cultura, sobre todo en los sectores marginados la sociedad. Estos son empujados a una vida de miseria, viviendo dentro de la basura, de donde recogen latas, frascos, botes, plásticos, toda clase de desechos, que sirven para la reventa y de esa manera sobrevivir con sus familias.

El sector industrial guatemalteco es atrasado, conservador y oportunista, pero también miope, porque no invierte ni ve las potencialidades de considerar la basura como materia prima, para reciclar, generar gas metano y aprovechar todos los materiales para elaborar una nueva producción, como sucede en muchas partes del mundo. Tampoco apoya el impulso de políticas y proyectos en la conservación del medio ambiente. Guatemala se deteriora a pasos agigantados dentro de la contaminación ambiental. Se utilizan sus recursos, como el suelo, los bosques, las aguas, de manera utilitaria, sin considerar cómo preservarlos en la actualidad, y para las futuras generaciones.