SIN TAPUJOS

Conforme van pasando los días vemos que el futuro de la tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) es cada vez más incierto, pues nunca nos imaginamos quienes hemos pasado por cualquiera de las aulas de las diferentes facultades y escuelas, llegara a descomponerse y desprestigiarse tan grandemente.

La Usac tuvo su época de oro, en donde el que egresaba de esa casa de estudios era considerado como un excelente profesional, no solo a nivel nacional sino internacional, pues se le abrían las puertas en muchos países como Estados Unidos y Europa. Claro que fue en la época en que los conductores fueron rectores de mucho prestigio por su alto nivel moral e intelectual, y de grata recordación como Federico Mora, Carlos Martínez Durán, Miguel Asturias Quiñonez, Vicente Samayoa, Jorge Arias de Blois, Edmundo Vásquez Martínez, Rafael Cuevas del Cid y Roberto Valdeavellano Pinot. De allí en adelante se vino la debacle con la corrupción que cada vez ha sido más penetrante.

Lo que se está viviendo en estos momentos no tiene nombre, pues la Universidad que se ha caracterizado por defender su autonomía, la democracia y la transparencia en todos los actos de la vida nacional, no digamos en la elección de sus más altas autoridades. Ahora llegó al fondo con el fraude electoral y de lo más burdo, algo al estilo del que se hizo en las elecciones presidenciales de 1974, cuando le dieron el triunfo a Kjell Laugerud.

El hecho de haber excluido a los cuerpos electorales que apoyaban las candidaturas de Carlos Valladares, Jordán Rodas y Erwin Calgua es inaudito, y peor haber solicitado la ayuda de las fuerzas públicas que estuvieran presentes y lanzaran gases lacrimógenos contra las personas que apoyaban a los candidatos antes señalados, como también la presencia de personas de aspecto delincuencial. ¿Cuándo en la USAC se había cometido semejante tropelía? Nunca, era impensable que algo así ocurriera.

Mañosamente el Consejo Superior Universitario favoreció a Walter Mazariegos el candidato oficial del Pacto de Corruptos e inmediatamente tomó posesión del cargo, sin esperar a que fuera investido en un acto solemne como Rector Magnífico, pero ahora a ese nuevo “rector” (en minúsculas) no se le ve por ningún lugar porque anda escondido ¿Qué pretende? Que los estudiantes y los catedráticos dignos se cansen en su lucha contra el fraude electoral para que él tranquilamente llegue al despacho en la rectoría como si nada hubiese pasado, qué equivocado está, porque esa lucha va in crescendo hasta que se elija limpia y democráticamente a un nuevo Rector, por supuesto que sin la participación de Mazariegos.

Transcribo parte de un artículo del columnista Méndez Vides, que dice: “y este año el QS World University Ranking ubica a nuestra universidad nacional en relación con Latinoamérica en el puesto 191, bajando de 150 el año anterior, con reputación académica de 29.1, versus el punteo de 100 de la número 1, la Pontificia Universidad Católica de Chile. Al menos la Universidad de Costa Rica figura como 20 con una calificación de 71.4 en reputación académica”. Para variar Costa Rica sigue liderando en Centroamérica, no solo en educación, sino también en los órdenes político y cultural.

Le recomiendo a Walter Mazariegos, que si le queda una pisca de dignidad, renuncie al cargo de Rector porque no se lo merece, y a sus acompañantes que si lo ven, lo inviten a declinar para bien y prestigio de la Tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala, que no fue creada para fabricar personas perversas y corruptas, sino para formar verdaderos y excelentes profesionales en sus diferentes carreras a través de la calidad académica.