Ya los signos, es decir las palabras, significan cada vez menos conceptos mediante los cuales nos podamos entender mínimamente entre los humanos.
La finalidad de la democracia como sistema político es que se encargue de incluir a los sectores más postergados, para que finalmente estén en condiciones y no condicionados, a elegir y no a optar.
Todo aquello que no sea captado por un instrumento tecnológico, que no sea compartido en la red, no tiene existencia, y lamentablemente, nos hemos creído tal engaño, por más increíble que parezca.
Lo estamos poniendo en palabras, con todo lo que esto significa. Los perversos no lo entienden ni lo entenderán, no porque el presente manojo de vocablos, tenga una complexión barroca
Nadie pretende que desde el ámbito de lo teórico se gobierne per se la cosa pública.
El acertijo es la sensación resultante de lo pensado y lo pensable dentro de la experiencia sensitiva y emocionante de lo humano.
¿En qué elección se nos propuso que votemos por el sí o por el no de esta automutilación que nos desangra a diario y que nos conduce a una lenta, dolorosa y patética agonía?
La democracia necesita seguir haciendo ingresar nuevos actores, poner en circulación “mentiras nuevas” que sean comprendidas, por ese sentido común que maneja mediante intelectuales orgánicos y medios de comunicación
La violencia es parte constitutiva de lo humano. No podemos escindir la naturaleza que en ella nos habita, pero sí, mediante la razón, podemos evitar su uso.
La pregunta que nos habita y a la que a diario respondemos, por más que no nos preguntemos o no respondamos.