La supuesta compra de tecnología para “modernizar” el sistema electoral en realidad es una burda maniobra para romper la fiscalización ciudadana al momento del conteo de votos, maniobra disfrazada de negocio por los nada supremos magistrados electorales, que ahora dirigen lo que mejor debería conocerse como TSE Sociedad Anónima.

Fotografía de Esbin García

Nosotros los Constituyentes al redactar la Ley Electoral y de Partidos Políticos en 1985 lo hicimos saliendo de una época de fraudes y coacciones al momento de emitir nuestro voto. De tal manera diseñamos un sistema que estuviera en manos de la ciudadanía, que, en forma voluntaria, seria el auditor del evento electoral. Para ese fin diseñamos que cada mesa electoral estuviera dirigida por ciudadanos privados que ese día darían su tiempo para garantizar la pureza del evento. Los miembros de las juntas electorales y los fiscales de los partidos políticos, todos ciudadanos privados sin dependencia alguna del poder son, hasta hoy, los garantes de la pureza de las elecciones y son los que hacen imposible un fraude electoral.

¡Esto está en riesgo!

 

Hoy resulta que los mañosos y mafiosos pseudo magistrados con doctorados falsos del tribunal nada supremo electoral (en minúsculas) pretenden literalmente volarse el sistema y pretenden centralizar el conteo de votos a través de un sistema informático oscuro y tenebroso, haciendo imposible la auditoría ciudadana con la expectativa de que simplemente agachemos la cabeza y digamos «sí mi lord, usted todo poderoso nos informa que su candidato sacó la mayoría de votos». Si pues….

¡Pero mi huevo! En buen chapín…

Fotografía de Esbin García

El sistema fue diseñado para que con una hoja de papel y tinta indeleble se levanten las actas de común acuerdo entre todos los ciudadanos privados de cada mesa. Estas actas son entonces llevadas a las juntas electorales departamentales que a su vez las trasladan a la junta electoral nacional, todo, todo, todito en manos de ciudadanos privados que en forma voluntaria otorgan su tiempo y esfuerzo ese día, levantándose a las 4 de la mañana, sin desayunar o almorzar y regresan a sus casas pasada la medianoche, y todo para garantizarnos a los guatemaltecos la confianza en el sistema de cambio de autoridades.

Así que ese chapuz de querer centralizar todo a través de un “sofisticado” sistema de cómputo no tiene nada que hacer en nuestras elecciones. Tal y como dije, papel y tinta indeleble por aquello de las dudas, como en la edad de piedra ha resultado en 9 elecciones transparentes y sin duda alguna sobre los resultados. La adición de las tablas Excel y la transmisión de datos vía WhatsApp sí son útiles ya que únicamente agilizan el proceso paralelo de auditoria social, ya que estos datos transmitidos electrónicamente no tienen ninguna validez legal, es decir una ayuda positiva de la nueva tecnología al sistema existente sin pretender modificarlo en favor de ninguno. Simplemente ayuda a la transparencia.

Ya en las elecciones del 2019 se volvió a escuchar el canto del fraude, al sospecharse que las actuales autoridades gozaron de un “empujoncito”. Recuerden el fracasado sistema de computo implementado en esas elecciones. Y aun así el resultado fue indisputado. Entonces la duda es real:

¿Para qué queremos un sistema sofisticado si el sistema de la edad de piedra funciona perfectamente?

Fotografía de Esbin García

Simple, muy simple. Detrás de la fachada “del sistema” estarán los verdaderos genios de la manipulación. ¿Usted ha intentado desmentir lo que “el sistema” de los bancos o de las telefónicas le pretenden cobrar? Pues todos lo hemos intentado pero la respuesta es siempre la misma: “el sistema dice…”

Pues no, no nos conformamos y exigimos que ese intento de manipulación termine. Eso de manejar el tribunal electoral como una sociedad anónima no es aceptable bajo ningún punto de vista.

Renuncien magistrados del Tribunal Supremo Electoral.

NO QUEREMOS FRAUDE