SIN TAPUJOS

La libertad de expresión es un derecho fundamental que tenemos todas las personas para exteriorizar y publicar de modo libre lo que uno piensa sin que por ello uno pueda ser perseguido. Como tal, es una libertad civil y política, concerniente al lugar de la vida pública y social, que identifica a los sistemas democráticos y es imprescindible para el respeto de los demás derechos.

En una democracia, la libre expresión es primordial porque permite el debate y el intercambio de ideas entre gobernantes y gobernados en torno a temas de interés nacional. Es por ello por lo que no podemos considerar como democrática una sociedad donde se restringe la libertad de expresión.

Estaba viendo una película muy interesante The Post: Los Oscuros Secretos del Pentágono; la película cerró con una sentencia: “La prensa debe servir a los gobernados y no a los gobernantes”. Entiéndase bien, que todo servidor público está sujeto a la fiscalización de sus actos que la población le realice, y no tienen por qué amenazar cuando uno les dice sus verdades.

El presidente Alejandro Giammattei, en su discurso en conmemoración de la Independencia, en el Congreso de la República, manifestó “que la libertad de prensa tiene como único límite la verdad”. Definitivamente así debe de ser, pues la prensa seria y responsable nunca va a inventar algo que no sea la verdad, igualmente estamos los columnistas de prensa, si somos conscientes y sensatos en lo que escribimos, jamás vamos a fantasear, pero sí le vamos a exigir a los gobernantes que se sometan al juicio de la verdad y que no engañen a la población ocultando la verdad

La libertad de expresión es una manifestación existente y concreta esencial para la realización personal de los seres humanos: la libertad de pensamiento. La libertad de expresión supone obligaciones y responsabilidades, principalmente para proteger los derechos del Estado, del orden público o de la salud moral de la ciudadanía.

La libertad de prensa, una de las características de sociedades con libertad de expresión plena, es el derecho de los medios de comunicación (prensa, radio y televisión, tanto tradicional como digital) de investigar, informar y difundir informaciones sin ningún tipo de limitaciones, como la censura, la persecución o la reprimenda.

Está bien que el gobernante defienda a sus subalternos, pero también tiene que ser exigente con ellos para que actúen decentemente en el ejercicio de sus cargos, tal es el caso del joven Miguel Martínez, director ejecutivo del Centro de Gobierno, -dependencia que se la sacó de la manga, como Sandra Torres con Cohesión Social cuando Álvaro Colom fue mandatario- quien se opone a que la Contraloría General de Cuentas lo fiscalice, y por esa razón presentó la denuncia por abuso de autoridad en contra del jefe de la unidad de auditorías, ya que es acosado y siente que su honor es amenazado y le causa daño sicológico. A dónde vamos a parar si cualquier funcionario se siente amenazado y acosado por el solo hecho de exigirle que debe de rendir cuentas del dinero que están manejando y que no se sabe cuál es su destino.

En Latinoamérica, la libertad de expresión ha estado constreñida en varios países en diferentes momentos de su historia como Argentina, Chile, Cuba, República Dominicana, Venezuela, Nicaragua, Guatemala, etc. producto de gobiernos dictatoriales, pero también han sido violentada por grupos armados que se dedican al narcotráfico o al terrorismo, como en Colombia y México, que han atacado de diversos modos el derecho a la libertad de expresión.

En Guatemala, hemos tenido gobernantes despóticos como también aprendices a dictadores, pero les ha salido el tiro por la culata. A mí no me van a callar, voy a seguir denunciando las irregularidades que se cometan en los tres poderes del Estado, como también en todas las instituciones públicas, porque lo reitero, son nuestros empleados y se deben a nosotros que somos sus patronos, voy a seguir luchando por la libre emisión del pensamiento y de expresión.